Artista reconocido de la guitarra, compositor y muy estimado profesor en la Universidad Estatal de Columbus en Georgia, donde imparte sus clases magistrales y prepara a futuros virtuosos de la guitarra clásica, Andrew Zohn vino a Sevilla para presentar el disco que acaba de publicar en el sello Contrastes Records. Nos aventuramos a pensar que estaría en un principio encantado de tocar en un espacio tan majestuoso y versallesco como el Salón de Celebraciones del Consulado de Portugal, antiguo pabellón de la Exposición del 29, pero que poco a poco ese estímulo vendría sustituido por el malestar que a buen seguro debió generarle el mal comportamiento del público asistente. Mucho nos tememos que se debió a la gratuidad, lo que hace que se valore menos el evento, y la falta de interés de mucha de la gente que se atreve a venir a estos espectáculos. Chirridos provocados por zapatos inquietos en el suelo de madera, murmullos, ruido incesante de sillas, levantadas, paseos por la sala y hasta seis o siete móviles, entre muchas otras impertinencias, agredieron vilmente el trabajo del artista y el esfuerzo de concentración del oyente.
El público, tristemente también protagonista de este concierto |
El sabor brasileño continuó, ya al más identificable ritmo de samba, con dos tocatas de Radamés Gnattali, donde volvimos a apreciar cómo la proverbial sutileza del guitarrista malogra parcialmente las posibilidades raciales y viscerales que algunas de estas piezas demandan. El último bloque del programa estuvo centrado en un puñado de canciones pop, desde Can’t Find My Way Home de Blind Faith a Truckin’ de Grateful Dead, interpretadas con un inequívoco sabor folk americano, pasando por la movida Benny and the Jets de Elton John, más identificable por el ritmo que por la melodía, y la preciosa The First Time Ever I Saw Your Face que Roberta Flack popularizó en la primera película que dirigió Clint Eastwood, Escalofrío en la noche, y que Zohn desgranó con dulzura pero escasa emotividad. A pesar de la falta de respeto que se le prestó, tuvo la generosidad de tocar una propina sin hacerse de rogar.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía
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