España-Francia-Luxemburgo 2019 89 min.
Dirección Oliver Laxe Guion Oliver Laxe y Santiago Fillol Fotografía Mauro Herce Intérpretes Amador Arias, Benedicta Sánchez, Iván Yañez, Elena Mar Fernández, Inazio Abrao Estreno en el Festival de Cannes 21 mayo 2019; en España 11 octubre 2019
Hace tiempo el cine español retrataba el ambiente rural con cierta frecuencia, ahí está el cine de Gutiérrez Aragón para demostrarlo. El progresivo desinterés de nuestros cineastas por la gente del campo y el monte es proporcional al despoblamiento de esa España rural tan rica en iconografía y tradición, y con tantas posibilidades en calidad de vida si se gestiona y administra convenientemente. Desde su primer largometraje, el joven director nacido en Francia Oliver Laxe ha exhibido un gran interés por el paisaje, la naturaleza como medio y hábitat de un ser humano cada vez más despersonalizado; y con cada film ha logrado premio en Cannes, recorriendo todas sus secciones. Logró el Premio de la Crítica Internacional en la Quincena de Realizadores con Todos vosotros sois capitanes, el Premio de la Semana de la Crítica con Mimosas, también premiada en Sevilla, y ahora el Premio del Jurado en Un Certain Regard. Con la próxima a por la sección oficial.
El medio rural es retratado con sensibilidad, emoción y mucho respeto en esta enternecedora historia sobre un pirómano que regresa a la aldea gallega que le vio crecer y que junto a su anciana pero muy vital madre deberá encontrar el camino para rehacer su vida, empresa difícil por su naturaleza y por un ambiente hostil parapetado en la amabilidad de las buenas gentes, pero cuya rabia y rencor no tardará en aflorar. Lo que a la vista del argumento podría parecer un drama convencional se convierte en manos de Laxe en todo un canto a la hermosa naturaleza, a los elementos y su fuerte fisicidad, con esa tierra que lo cubre todo, el agua que la humedece y embarra y el fuego que todo lo destruye, y en cierto modo también lo purifica. En sus primeros trabajos como intérpretes, Amador Arias y Benedicta Sánchez dan la réplica perfecta a sus personajes, llenan la pantalla con su candor y química y ofrecen una de las relaciones maternofiliales más difíciles pero también hermosas vistas en mucho tiempo en una pantalla, a la altura de grandes clásicos como Las uvas de la ira.
Destaca en el conjunto la aportación de los animales y su esmerado cuidado, y de un elenco perfecto en el que destacan el amigo resentido que practica la generosidad y la veterinaria curiosa pero temerosa frente al turbio pasado. Lo que arde es además una emotiva reflexión en voz baja sobre el sufrimiento inexplicable e inevitable, con los eucaliptos como metáfora de lo que hace daño al entorno porque a su vez sufre, trasladable al callado pesar del pirómano protagonista. Las relaciones humanas entre sí y con el entorno natural están retratadas con respeto y tanta emoción como para transmitir toda una serie de estimulantes sensaciones, potenciadas con una fotografía brumosa que inspira melancolía, e ilustrada con una hermosa banda sonora en las que destacan el lúcido uso del Cum Dederit del Nisi Dominus (Salmo 126) de Vivaldi, en la bellísima versión del contratenor Andreas Scholl, y la inmortal Suzanne de Leonard Cohen.
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