miércoles, 4 de mayo de 2022

ENNIO: EL MAESTRO El mejor cine italiano y su prolífico ilustrador

Título orignal: Ennio: The Maestro
Italia-Bélgica-Japón 2021 150 min.
Guion y dirección
Giuseppe Tornatore Fotografía Giancarlo Leggeri y Fabio Zamarion Documental Estreno en el Festival de Venecia 10 septiembre 2021; en Italia 17 febrero 2022; en España 13 mayo 2022


Son muchas las celebradas colaboraciones que entre director y músico se han dado en el cine, pero pocas con un rendimiento de admiración, respeto y gratitud como la que le dispensó Giuseppe Tornatore a Ennio Morricone en los más de veinticinco años y once películas en las que trabajaron juntos, desde Cinema Paradiso a La correspondencia. Esa relación profesional y de amistad ha derivado ahora en un precioso y valioso documental, imprescindible para amantes de la música, del cine y, cómo no, del maestro, que no son pocos ni pocas. Un trabajo que naturalmente se gestó antes del fallecimiento del compositor, y que de esa manera se basa fundamentalmente en una larga y fructífera, además de reveladora y emotiva, entrevista al autor romano. Reveladora no solo por la cantidad de anécdotas, enseñanzas e impresiones que nos regala del admirado compositor, sino por la imagen nítida y emocionante que ofrece de él, persona sin duda enormemente sensible que no duda en emocionarse y dejar incluso escapar alguna lagrimita cuando la ocasión lo merece.

Emoción que emerge cuando recuerda a Goffredo Petrassi, que fue maestro suyo y a cuya altura siempre quiso acceder, pero de quien recibió no solo desaliento sino desprecio cuando se empezó a dedicar por entero al cine, pero también aplausos cuando su trabajo le convencía, y desde luego mucho aprendizaje, siempre tan de agradecer. Emoción también cuando recibe reconocimientos en forma de premios, o cuando reconoce la decepción que le causó que el merecido Oscar por La misión fuera a recaer en Herbie Hancock simplemente por adaptar canciones ya conocidas en la banda sonora de Alrededor de la medianoche. Emoción cuando recuerda a los grandes realizadores con los que trabajó, Sergio Leone, aunque también le reprocha impedirle trabajar con Kubrick en La naranja mecánica, Elio Petri, que solo pretendía contar con él para una película y acabó haciendo varias, Pasolini, que accedió a prescindir de sus discos de música clásica para ilustrar las películas en las que colaboró con Morricone, también Marco Bellocchio, los Taviani, Bertolucci y tantos otros. Y emoción que procuran también todos estos con sus testimonios, y muchos más, que no perdieron la oportunidad de ponerse ante las cámaras para glosar los indiscutibles méritos del autor de Novecento, algunos ya desaparecidos cuando el documental ve la luz.

No falta nadie en esta fiesta, ni Eastwood, ni Verdone, ni Tarantino, Argento, Joffé, Wertmüller, Stone, Cavani, Faenza, Montaldo… y tantos otros y otras que han firmado gloriosas páginas del cine italiano y mundial por extensión. Por eso el trabajo de Tornatore, que hace una década ya fijó su atención en el cine patrio a través del documental L’ultimo gattopardo: Ritratto di Goffredo Lombardo, supone no solo una carta de amor a su amado y añorado amigo, sino también a ese cine que tanto le enseñó a amar y a vivir, siempre bajo el influjo de su compositor más compenetrado. No faltan tampoco a esta celebración sus más fieles colaboradores, como Gilda Buttá, Ella dell’Orso, Gianni Morandi, Dulce Pontes, Joan Baez, Franco Piersanti o Alessandro Alessandroni, y otros compañeros de profesión como Hans Zimmer, Quincy Jones, John Williams, Franco Migliacci y Nicola Piovani, todo un gesto por su parte porque fue quien compuso la banda sonora del primer film de Tornatore, Il camorrista (El profesor), para inmediatamente después pasarle el testigo a Morricone y no recuperarlo jamás. Otros en su condición de admiradores, como Pat Metheny, Bruce Springsteen, Wong Kar-Wai o Zucchero, se unen a este homenaje que precisamente si en algo se excede es en esa sobreabundancia de testimonios y elogios que llegan a ser redundantes y no aportar todo lo que se pretende, más que engrosar una nómina lujosa que da mayor empaque al producto final. Con todo, este es un trabajo excelente, emocionante e imprescindible para entender el arte que más ha sobresalido en el último siglo y que más satisfacciones ha dado al ser humano en todo este tiempo.

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