Dirección Patricia Ortega Guion Patricia Ortega y José Ortuño Fotografía Fran Fernández Pardo Música Paloma Peñarrubia Intérpretes Kiti Mánver, Pepe Quero, Inés Benítez, Silvia Acosta, Loles Gutiérrez, Mari Paz Sayago, María José Mariscal, Paula Díaz, Úrsula Díaz Manzano Estreno en el Festival de Sundance 20 enero 2023; en salas 27 octubre 2023
La directora venezolana Patricia Ortega sitúa a la mujer como eje central de su todavía corta filmografía. La lucha por la supervivencia de un grupo de madres en El regreso y la aceptación de su condición de joven intersexual en Yo, imposible, dan paso ahora al descubrimiento del placer sexual al margen del hombre por parte de una mujer de provincias en edad madura. Cuenta para ello con la colaboración del dramaturgo y cineasta sevillano José Francisco Ortuño, fijando su atención en una arquetípica mujer religiosa cuyo convencional y a todas luces decepcionante matrimonio le ha dejado literalmente para vestir santos.
No dudamos que puedan todavía existir personajes así en nuestra sociedad, pero deben ser algo tan raro y excepcional que no conseguimos identificar la historia que Ortega y Ortuño nos plantean con una realidad plausible, tantos años disfrutando de una sociedad en este y otros aspectos bastante saludable y libre de antiguos prejuicios. Quizás si se hubiera ambientado esta historia treinta años atrás nos habría resultado más convincente, pero el descubrimiento de la sexualidad, el calentón que sufre la protagonista, y los tímidos intentos de resultar atrevida que llevan a sus responsables a incluir secuencias presuntamente escandalosas, como la que exhibe el cartel publicitario aquí reproducido, utilizado en Sundance donde se estrenó hace casi un año, nos acaban pareciendo bastante ingenuos y anacrónicos. Podríamos destacar, aunque sólo sea por su evidente comicidad, las reuniones tupperware de juguetes sexuales, si bien nos chirrían esas mujeres una vez más adoptando roles tradicionalmente masculinos en lugar de proponer otros más genuinos y acertados.
La indefinición de personajes, sobre todo la sufrida ama de casa y costurera protagonista, y esa hija y nieta que casi nada aportan al tema (la segunda incluso llega a desaparecer a mitad de metraje sin explicación alguna), y sobre todo ese esposo ausente y dormilón que nos retrotrae e un animalario hace tiempo superado, hacen naufragar todavía más una empresa cuyas buenas intenciones se antojan definitivamente poco para llegar a buen puerto. Por su parte, Kiti Manver aborda su personaje con rictus de permanente sorpresa e incredulidad, sin apenas registros y un desarrollo más sujeto al golpe de guion que a la naturalidad que el conjunto exige. Un uso artificioso del sonido, una fotografía luminosa y sin apenas contraste ni siquiera de noche, y el dichoso quejío supuestamente andaluz de la banda sonora completan el desfile de despropósitos en el que al final se traduce esta desdichada película.
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