Fotografía, guión y dirección Jeremy Saulnier Música Brooke y Will Blair
Intérpretes Macon Blair, Devin Ratray, Amy Hargreaves, Kevin Kolack, Eve Plumb,
David W. Thompson, Brent Werzner, Stacy Rock, Sidné Anderson
Estreno en España 31 octubre 2014
Después de muchos años como director de fotografía para un buen puñado de películas y documentales de distribución más o menos marginal, y con una sola cinta como director a sus espaldas, Murder Party (2007), el joven cineasta Jeremy Saulnier encontró finalmente su posición como realizador a tener en cuenta gracias a los premios obtenidos en Cannes (Fipresci en la Quincena de Realizadores), Gijón (Mejor director) y Marrakech (Especial del Jurado). Con estas credenciales estrena ahora este turbio thriller que vuelve a poner el dedo en la llaga en la afición de los americanos por las armas y la violencia, o quizás comulgue precisamente con esa pasión, dada la ambigüedad con la que Saulnier nos cuenta esta historia de venganza y protección. Siempre aterra pensar cómo se llega a una situación de indigencia, en muchas ocasiones con protagonistas con un pasado interesante o al menos convencional. El de este film vive en un viejo coche, come lo que encuentra en la basura y se entretiene en la playa y la feria local. Puede que a esa situación le haya llevado la tragedia sufrida por su propia familia tiempo atrás. Ahora tendrá la oportunidad de vengar ese punto de inflexión en su vida, y ahí es donde arranca toda la carga dramática y violenta de la película. Lo más sorprendente es que Saulnier rentabiliza al máximo los pocos recursos con los que cuenta, haciendo que su película luzca sin prejuicios ni limitaciones. El fuerte deseo de venganza, el rencor acumulado, alcanza cotas a veces inexplicables, pero motiva al protagonista sin reflexionar apenas sobre las consecuencias, ni legales ni morales. Su fuerte violencia y la sinrazón que parece dominar la escena hacen incómodo su visionado, mientras la interpretación de Macon Blair, si no memorable al menos sí muy estimable, y la sobriedad con la que Saulnier mueve hilos y cámara, hacen que el producto resulte convincente y por momentos incluso interesante.
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