Dirección Antonio Cuadri Guión Claudio Crespo y Antonio Cuadri Fotografía Jorge Rodríguez Música Alejandro Cruz Benavides Intérpretes Moncho Sánchez-Diezma, Javier Centeno, Juan Motilla, Montse Rueda, Mery Delgado, Pablo Gómez Pando, Jorge Lora, Nacho Bravo, Néstor Barea, Juanfra Juárez, Cristina Carrasco, Fran y Álex García, Alejandro Cruz Estreno 21 noviembre 2014
Fred Zinnemann ganó en 1966 seis Oscar con Un hombre para la eternidad, film que adaptaba la obra de Robert Bolt sobre el infortunio sufrido por Thomas Moro cuando se negó a apoyar la posición de Enrique VIII contra la Iglesia Católica al pretender divorciarse de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena. Casi cincuenta años después éste es el tema elegido también por Antonio Cuadri y Teatro Clásico de Sevilla para presentarnos esta singular y hasta rara película. Cuáles fueran las motivaciones de Moro para enfrentarse al Rey de Inglaterra es lo de menos cuando de lo que se trata es de mantener la integridad y la fidelidad a los propios principios y creencias. De igual modo poco importan cuáles hayan sido las motivaciones para que un realizador eminentemente comercial, que se dio a conocer con Al salir de clase y Cuéntame, y dio el salto a la gran pantalla con La gran vida, Eres mi héroe, La buena voz o El corazón de la tierra, se interese ahora por un proyecto tan aparentemente amateur y experimental. Un grupo de actores y actrices se reúnen en San Isidoro del Campo, en Santiponce, para ensayar una obra que narra las vicisitudes de Moro en sus últimos días a través de textos clásicos muy escogidos. La fuerza y la belleza de la palabra en manos de un grupo de aguerridos intérpretes, amantes de lo suyo y concienciados con lo que hacen. Sus propias vivencias o sus reflexiones sobre lo que están contando se van convirtiendo así, a los ojos del espectador, en acotaciones y comentarios al texto, contemporizándolos de tal manera que va enganchando e incluso emocionando a pesar de sus maneras algo rústicas y aparentemente despreocupadas, que pasan por una fotografía barata (prácticamente una cámara digital doméstica), una música apropiada pero sintetizada, y un montaje a menudo abrupto, además de cierto abuso del plano/contraplano. Y sin embargo emana fuerza, la que expiden sus textos y su intelectualidad subyacente, así como el buen trabajo de algunos de sus intérpretes, muy especialmente el muy matizado y elegante de Moncho Sánchez-Diezma dando vida al protagonista, y el puntualmente candoroso de Mery Delgado recreando el amor de una hija entregada y comprensiva. También aciertan Juan Motilla como el Cardenal Wolsey y Jorge Lora como Cromwell, curiosamente más que cuando incorporan a los actores que los encarnan. El resultado es una emotiva historia sobre la integridad dirigida a amantes del teatro y de las grandes emociones humanas.
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