USA 2014 114 min.
Guión y dirección Scott Frank, según la novela “Un paseo entre las tumbas” de Lawrence Block Fotografía Mihai Malaimare jr. Música Carlos Rafael Rivera Intérpretes Liam Neeson, Astro, Boyd Holbrook, Dan Stevens, Adam David Thompson, David Harbour, Ólafur Darri Ólafsson, Eric Nielsen, Mark Consuelos Estreno en España 31 octubre 2014
De Scott Frank, un guionista irregular responsable de títulos como Minority Report, Lobezno inmortal, Get Shorty o Malicia y director ocasional con sólo una película antes de ésta, The Lookout, protagonizada por Joseph Gordon-Levitt, y un escritor como Lawrence Block, cuya novela Ocho millones de maneras de morir fue llevada a la pantalla por Hal Ashby en 1986, y que fue autor también del guión de la única película americana hasta el momento de Wong Kar Wai, My Blueberry Nights, surge sorprendentemente uno de los policíacos más fascinantes de los últimos años, un prodigio en la creación de atmósferas y la generación de inquietud y de ambientes eminentemente sórdidos y malsanos, sin renunciar a una muy medida preocupación estética. En un Nueva York fantasmagórico, deprimente aún antes de la caída de las torres gemelas, un ex policía reciclado en detective privado con pasado doloroso, tendrá que enfrentarse a un caso involucrado con narcotraficantes en el que los protagonistas con demonios más despiadados y desquiciados que los propios camellos a los que acosan. Hasta aquí hay elementos de guión muy familiares al espectador; lo interesante es el tratamiento grisáceo y desesperanzado que le da el realizador, con la inestimable ayuda de un Liam Neeson entregado a un papel tan próximo a los que interpretaba Charles Bronson en los ochenta, pero con una carga emocional mucho más densa e irrespirable. De igual modo Frank se preocupa en dotar al resto de sus personajes de un pasado tangible y de la suficiente carga de profundidad psicológica como para hacerlos tan verosímiles como inquietantes. La música sostenida y amarga, y la textura fotográfica mortuoria, así como esas constantes en el cine negro de la noche y la lluvia bien dosificadas, conducen a una experiencia mucho más terrible y terrorífica que mucho de los títulos del género vistos recientemente. Quizás su inequívoca falta de pretensiones sea uno de sus mayores atractivos y la llave para finalmente conseguir un producto tan solvente y bien orientado como éste.
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