USA 2014 114 min.
Dirección Morten Tyldum Guión Graham Moore, según el libro “Alan Turing: The Enigma” de Andrew Hodges Fotografía Óscar Faura Música Alexandre Desplat Intérpretes Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Matthew Goode, Mark Strong, Allen Leech, Charles Dance, Roy Kinnear, Alex Lawther, Jack Bannon Estreno en Reino Unido 14 noviembre 2014, en España 1 enero 2015
El director noruego Morten Tyldum se dio a conocer hace unos años con un violento y singular thriller titulado Headhunters. Rescatado por la maquinaria hollywoodiense, a través de su filial británica, nos presenta ahora una aseada y competente biografía de Alan Turing, genial matemático sin cuyo esfuerzo y dedicación ganar la Segunda Guerra Mundial hubiera resultado cuando menos más difícil para los aliados. Sin duda construir una máquina capaz de desencriptar los códigos secretos manejados por los nazis ayudó sobre manera a la consabida victoria, si bien achacar todo o gran parte del mérito a una sola persona resulta injusto para todas las demás, empezando por su propio equipo, y siguiendo especialmente por estrategas, grandes militares y personalidades que escribieron la Historia de esta lamentable conflagración, a los que el reconocimiento unánime a Alan Turing no les hace mucho favor. Además nada se dice, ni siquiera en esos títulos aclaratorios que suelen coronar este tipo de película al final justo antes de los créditos, de Tom Jericho, otro científico al que hubo que encargar recodificar la máquina de Turing para descifrar el nuevo Enigma construido por los alemanes apenas se dieron cuenta de que los aliados tenían acceso a sus mensajes codificados. Precisamente Jericho fue objeto en 2001 de otra película, dirigida por Michael Apted, que se llamaba justamente Enigma y que con aires menos ambiciosos y sofisticados se adhería sin complejos al género de aventuras. Cierto que Tyldum maneja excelentemente todos los recursos de la película, incluidos los técnicos, entre los que cabe destacar la fotografía de Óscar Faura (El orfanato, Lo imposible) y la música de Alexandre Desplat, el compositor que mejor sabe utilizar la cuerda grave para generar movimiento e inquietud. Dramáticamente el film resulta entretenido y muy bien contado, y su vocación de denuncia de un sistema que prefiere condenar a sus héroes por conductas presuntamente inmorales que glorificarlos por lo que supusieron en un momento de máxima alarma política y social, resulta eficaz y oportuna. En este sentido sorprende que en un país democrático como el Reino Unido la homosexualidad dejara de ser delito sólo unos años antes de que lo dejara de ser en nuestra dictadura. Buenas interpretaciones, en el caso del emergente Cumberbatch especialmente merecedor de señalarse es la estupenda actuación del niño que lo interpreta en sus decisivos años colegiales, Alex Lawther. Un buen equipo de secundarios redondea este espectáculo sólo parcialmente ilustrativo, pero impecable como entretenimiento.
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