Guión y dirección Milagros Numenthaler, según el poema de Guadalupe Gaona Fotografía Gabriel Sandru Intérpretes Carla Crespo, Rosario Bléfari, Malena Moiron, Juan Barberini, Juan Greppi, Joaquín Pok Estreno en el Festival de Locarno 9 agosto 2016; en Argentina 2 febrero 2017; en España 7 abril 2017
Igual que España se aferra a su pasado dictatorial regresando una y otra vez a los dramáticos episodios de la Guerra Civil, Argentina intenta también exorcizar sus fantasmas del pasado más reciente con películas que de una forma u otra denuncian las heridas sufridas tras tantos años de tormento intolerante y torturas al pueblo, y muy a menudo lo hace en forma de metáfora. Al menos esa parece ser la premisa de la directora Milagros Numenthaler a la hora de adaptar el libro de fotografías y poemas de Guadalupe Gaona, un recuerdo permanente a la figura de un padre ausente, devorado por la sinrazón y obligado a vivir eternamente como fantasma que atormenta de distinta manera a los y las integrantes de una familia media. Esa es la primera pretensión de esta enigmática cinta, adaptar nada más y nada menos que un poema, y convertir a su protagonista en alter ego de la autora adaptada, también ella preparando un libro de semejante contenido, con una adolescencia y juventud lastrada por el dolor de la pérdida, mientras su madre se aferra a la esperanza de reencontrarse con un amor frustrado por la dictadura de las armas. Los recuerdos de la infancia, naturalmente durante las vacaciones, con la amabilidad del verano a orillas de un idílico lago como fondo, se entrecruzan con las reflexiones metafísicas de una mujer a la espera de tener un hijo, a quien el recuerdo del padre ausente conmueve e inspira más que la presencia de una madre atenta y fuerte, aunque sea aferrada también ella misma al recuerdo. Sintomático resulta a estos efectos la conversación por chat entre ambas mujeres, mientras el photoshop del apolíneo padre capta más la atención de la hija que previamente ha vivido la ilusión de un baile en las aguas del lago con el vintage auto en el que podría haber desaparecido su progenitor. Otra sesión de psicoanálisis presuntamente inteligente e intelectual, tan del gusto del país americano. Todo muy trascendente, deliberadamente pretencioso, y manido en torno a la necesidad imperante de la figura paternal, algo tan discutible como innecesario, si de estar segura de tener un hijo en soledad se trata. Las interpretaciones están bien, el ritmo es premioso, se agradece que sea corta, pero agota tanto enigma, tanto acertijo, gravedad de tono y tantísima sesudez.
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