domingo, 30 de abril de 2017

MÚSICA QUE DA BRILLO Y COLOR A LA FERIA DE ABRIL

Concierto de Feria de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Erika Leiva, solista. José Colomé, director. Programa: Coplas, zarzuelas y pasodobles. Teatro de la Maestranza, domingo 30 de abril de 2017

Son ya varios los años que lleva la cantante Erika Leiva colaborando con la Sinfónica, desde el homenaje que se dispensó al Maestro Quiroga en aquel concierto especial de Feria del año 2013. Volvió a cantar con el conjunto hispalense en esos mismos preludios de feria, el del pasado año dedicado al Maestro Juan Solano, así como en el tributo dispensado hace unos meses a Rocío Jurado, o el Concierto de Cuaresma del pasado mes de marzo. Una cumbre en su curriculum que a buen seguro supone todo un motivo de orgullo y satisfacción sin igual en otras artistas de su género.

Su participación en el Concierto de Feria de este año, primero celebrado el primer día de las fiestas y no en el preludio a las mismas, gracias a su adelanto en un fin de semana, tuvo un mayor protagonismo que en ediciones anteriores, para disfrute de sus incontables admiradoras y admiradores, que se prodigaron en vítores y aplausos a esta hermosa joven que llegó a lucir hasta cinco cambios de vestuario que evidenciaron un estilismo muy próximo al de Sara Montiel, ya incontestable cuando para cantar Romance de la otra de Quintero, León y Quiroga lució unas atrevidas transparencias. Su voz potente, bien educada y disciplinada, entonó siempre con buen gusto y ejemplar oficio las coplas de Salvador Valverde y Manuel Font de Anta (La cruz de mayo), Llabrés, Molina Moles y Gordillo (La sombra vendo), o Álvarez Alonso y Álvarez Cantos (Suspiros de España), hasta lograr encandilar con Dime que me quieres y María de la O de León y Quiroga.

El joven sevillano José Colomé acompañó con respeto y admiración a la batuta, extrayendo de la orquesta todo el brillo que se supone a un repertorio tan apasionado y temperamental como éste, mientras la combinación de ese mismo brillo con el color y la expresividad de estas manifestaciones derivó en un excelente rendimiento que se hizo patente en páginas como los intermedios de La boda de Luis Alonso, La leyenda del beso o El baile de Luis Alonso, mientras para el pasodoble La Giralda de Eduardo López Juarranz y Sevilla de la Suite Española de Albéniz, se decantó por unos tiempos pausados y muy matizados. A la salida, tras las puertas del Maestranza, un año más el espectáculo continuó de la mano de los carruajes postrados en un Paseo de Colón que estrenaba una discutible Pasarela del Marqués de Contadero con hechuras de centro comercial, tan agresivo para el entorno pero por un día ajeno a la polémica ante tanta exhibición de belleza, color y elegancia.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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