Francia-Alemania 2014 114 min.
Dirección Christophe Gans Guión Christophe Gans y Sandra Vo-Anh, según la obra de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve Fotografía Christophe Beaucarne Música Pierre Adenot Intérpretes Léa Seydoux, Vincent Cassel, André Dussollier, Eduardo Noriega, Myriam Charleins, Audrey Lamy, Sara Giraudeu, Jonathan Demurger, Nicolas Gob, Louka Meliava, Ivonne Catterfeld Estreno en España 14 marzo 2014
Existen dos razones de peso para hacer una nueva versión del célebre cuento infantil La bella y la bestia. Por un lado servirse por una vez de la versión de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, que arroja mayor luz sobre los orígenes de la bestia y su infortunio con el amor, en lugar de la de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, que es la más difundida y que dio lugar a las famosas adaptaciones de Jean Cocteau y Walt Disney. La otra razón son las posibilidades artísticas que ofrecen hoy los avances tecnológicos. Christophe Gans, curtido en el cine fantástico y de acción gracias a películas como Crying Freeman, Silent Hill y El pacto de los lobos, fracasa sin embargo en su intento de hacer la versión definitiva de este cuento de origen incierto. La producción, de evidente empaque, queda como un espectáculo inflado de efectos digitales que no aporta nada narrativamente como tampoco lo hace emocionalmente, antojándose una versión flácida y sosa sobre esta historia de amor que todo lo puede y transforma. Una puesta en escena apabullante, obra de Thierry Flamand, artífice de la dirección artística de películas como Los ríos de color púrpura, para unos personajes sin apenas entidad ni profundidad, arropados por una fotografía luminosa y colorista y una banda sonora considerablemente inspirada. Pero si la versión clásica de Cocteau mantenía su entidad propia como cinta europea, en estos tiempos de globalización Gans se decanta más por zambullirse en el universo timburtiano y hacer que su cinta sea reflejo de producciones americanas como Alicia en el país de las maravillas u Oz, un mundo fantástico. Falta emoción y falta convicción; una pena teniendo en cuenta el considerable esfuerzo de producción y el carisma que desprenden sus protagonistas, una Léa Seydoux que no alcanza el poder de seducción de otros trabajos suyos, como La vida de Adèle, y un Vincent Cassel, ex éste sí de la bella (Bellucchi).
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