USA 2015 121 min.
Guión y dirección James Vanderbilt, según el libro de memorias de Mary Mapes “Truth and Duty: The Press, the Presidente and the Privilege of Power” Fotografía Mandy Walker Música Brian Tyler Intérpretes Cate Blanchett, Robert Redford, Topher Grace, Elisabeth Moss, Dennis Quaid, Bruce Greenwood, John Benjamin Hickey, Stacy Keach, David Lyons, Dermot Mulroney, Rachael Blake, Andrew McFarlane, Natalie Saleeba Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2015; en España y Estados Unidos 30 octubre 2015
Lejos de seguir mereciendo el apelativo de Cuarto Poder, como se llamaba en Italia Ciudadano Kane, el periodismo ha visto cómo su capacidad e independencia ha ido cayendo en los últimos años en los que un autoritarismo disfrazado de democracia se ha ido apoderando de todos y cada uno de los países y pueblos que conforman nuestro eje social y económico. Son esos mismos años que separan Todos los hombres del presidente de esta película, ambas protagonizadas por Robert Redford y con un escándalo político norteamericano como telón de fondo. No por menos llamativo y aún menos difundido, la supuesta elusión del ex presidente George Bush de la Guerra de Vietnam y el servicio militar, deja de ser un escándalo en toda regla como lo fue el Watergate, y podría haber cambiado el curso de la Historia, de la misma forma que quizás un hecho en principio tan insignificante como la muerte de la madre de la periodista protagonista de esta película impidiese que lo hiciera. Pero el Watergate acabó con una presidencia miserable y sin embargo el escándalo denunciado aquí fue silenciado y boicoteado por las altas esferas, la misma prensa pero dominada por los verdaderos adalides del poder. La historia real de la productora Mary Mapes, el famoso presentador Dan Rather y el resto del equipo que lanzó un polémico reportaje en la CBS sobre este detalle, sirve al guionista James Vanderbilt para sar su particular salto a la dirección. Y lo hace con clásicos como Sidney Lumet, Alan J. Pakula, Francis Coppola o Sydney Pollack en la cabeza, los mismos que tenía cuando escribió el guión de Zodiac para David Fincher, tan deudora también de aquel estilo sobrio e intrigante del thriller político de los setenta. La historia está contada desde el punto de vista de su artífice, espléndidamente interpretada por una Cate Blanchett que parece una reencarnación de Faye Dunaway en Network. Por lo tanto cabe esperar que se decante por demostrar que los hechos denunciados son ciertos, sin embargo mantiene cierta distancia al respecto para que sea el espectador quien decida, a partir de unas pruebas torpes que no escaparían ni al análisis de un niño, pero también de testimonios y certezas que dejan un muy considerable margen de certeza sobre la verdad de los hechos. Lo cierto es que lo mismo que una vez servía para desmontar gobiernos ineficaces y traidores, hoy ha perdido todo su fuelle y tenemos que conformarnos con un periodismo que acepta la versión oficial sin cuestionarla, sin investigar y tirando por el camino más fácil y el más placentero para quienes manejan los hilos con los que nos levantamos y vivimos todos los días.
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