Dirección Adam Robitel Guión Maria Melnick y Bragi F. Schut Fotografía Marc Spicer Música Brian Tyler y John Carey Intérpretes Taylor Russell, Deborah Ann Woll, Logan Miller, Tyler Labine, Jay Ellis, Nick Dodani, Yorick van Wageningen Estreno en Estados Unidos 4 enero 2019; en España 15 marzo 2019
Con tan dudosas credenciales como haberse hecho cargo de la última y agotada entrega de Insidious, el director Adam Robitel se atreve a montar la enésima revisión del terror adolescente con una trama tan endeble como chapucera, en la que todos sus ingredientes parecen mil veces vistos, a pesar de su ambición por contar algo original y diferente. Seis personajes apenas definidos se sumergen en un juego letal al que han sido invitados con la promesa de una suculenta recompensa para la persona ganadora. El universo de los videojuegos de supervivencia llevado a una supuesta realidad en la que el ingenio más extremo y asombroso debe asomar en unas mentes a priori poco propicias para resolver enigmas sólo salvables en la mente de sus artífices, sin más ingenio ni explicación que el golpe de teclado del ordenador. Unos personajes tan desdibujados que no provocan empatía y por consiguiente disminuyen la capacidad del producto para generar tensión, hacen el resto dentro de un conjunto que al menos podemos asegurar resulta entretenido, aunque sólo sea por su esmerada puesta en escena. Lo demás, mensaje moral incluido, resulta artificioso y carente de interés. A destacar la influencia que en todo este desatino tiene una publicidad espantosa, tan del género spoiler que apenas deja reducto para la sorpresa, ya que todo, incluida su estructura narrativa, ha quedado desvelado en el tráiler promocional.
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