Título original: ParaNorman
USA 2012 92 min.
Dirección Chris Butler y Sam Fell Guión Chris Butler Fotografía Tristan Oliver
Música Jon Brion Voces (originales) Kodi Smit-McPhee, Tucker Albrizzi, Christopher Mintz-Plasse, Leslie Mann, Anna Kendrick, John Goodman, Casey Affleck, Jeff Garlin, Jodelle Ferland Estreno en España 21 diciembre 2012
Es asombroso cómo ha evolucionado la animación artesanal stop-motion hasta el punto de apenas evidenciar distinción con la animación digital por ordenador, y esta propuesta es una buena muestra de ello. Especializado en storyboards de las anteriores películas de la productora Laika Entertainment, La novia cadáver y Los mundos de Coraline, Chris Butler debuta en la dirección junto a Sam Fell y escribiendo él mismo el guión de esta película que guarda significativas coincidencias con los títulos referidos y con otros del universo de Tim Burton como Pesadilla antes de Navidad y Frankenweenie. Ese sello se nota incluso en la elección del compositor de la banda sonora, sea Danny Elfman, Bruno Coulais o, en este caso, Jon Brion, colaborador en las primeras películas de Paul Thomas Anderson, y tan alejado de los habituales músicos de la factoría de Hans Zimmer que suelen encargarse de las estruendosas bandas sonoras de las cintas de animación. Y es que nos encontramos ante una propuesta que pretende mezclar el cine infantil con el de terror, y más concretamente con el de zombies. Más de un niño se puede ir a la cama acompañado de pesadillas tras ver esta película, pero eso no debería impedir que se dejara llevar por una historia en la que hay más mensajes y buenas intenciones que motivos de espanto, y ya se sabe que desde la infancia hay cuestiones que se tienen que ir cultivando y madurando en nuestra mente para lograr un futuro de adultos más amable y conveniente. En esta ocasión una niña que hace trescientos años fue acusada de brujería y ajusticiada en la horca, se venga del pueblo donde ocurrieron los hechos y que ahora aprovecha el personaje para convertirlo en atracción de feria y hacer buena caja al respecto, despertando los cadáveres de quienes la llevaron a la horca para provocar el caos en una comunidad ya de por sí bastante caótica y deshumanizada. Zombies contra humanos o más bien al revés, porque la premisa del film radica en el miedo a lo diferente, desprecio a lo que no se considera normal, si es que hay algo que lo sea, y uso indiscriminado de la violencia para combatirlo. El discurso está brillantemente planteado y le sirve de vehículo una brillante puesta en escena en la que no se escatima creatividad y vanguardia especialmente en las apocalípticas escenas finales en las que el héroe, un niño que como el de El sexto sentido ve muertos y además habla con ellos, se enfrenta a la malvada aunque equivocada bruja que finalmente demuestra no ser más que una resentida necesitada como todos de cariño y comprensión. Y a lo largo de este viaje al autoconocimiento se van soltando detalles muy convenientes para la educación de nuestros niños en ciudadanía.
¡ROMPE RALPH!
Título original: Wreck-It Ralph!
USA 2012 108 min.
Dirección Rich Moore Guión Phil Johnston, Jennifer Lee, Rich Moore y Jim Reardon Música Henry Jackman Voces (originales) John C. Reilly, Sarah Silverman, Jack McBrayer, Jane Lynch, Alan Tudyk, Mindy Kaling, Joe LoTruglio, Ed O’Neill, Dennis Haysbert Estreno en España 25 diciembre 2012
Si El alucinante mundo de Norman mezcla sabiamente zombies y cine de animación, ¡Rompe Ralph! hace lo propio con el mundo de los videojuegos, con vocación más infantil pero sensacionalmente efectiva y muy recomendable para mentes aún por cultivar y educar así como para adultos ávidos de diversión y receptivos para el reciclaje emocional y formativo. Como en Norman, el miedo a lo diferente, a lo que se aparta un poco de lo corriente, de lo vulgar, es el leit motiv de una película que aprovecha una puesta en escena extraordinaria para lanzar sus acertadas proclamas. Que John Lasseter se encuentre entre los productores de esta estupenda cinta hace que el film se encuentre más cerca del mundo de Pixar que del de Disney, que es quien realmente la produce en solitario, lo que afortunadamente hace que se eviten los habituales discursos moralizantes, conservadores y familieros. Quienes conozcan bien juegos de Arcade disfrutarán posiblemente más de este espectáculo, pero les aseguramos que quienes no lo pasamos bomba con este prodigio de color, acción, diversión e ingenio. Ralph es el malo de su juego, uno de los más veteranos de un salón de juegos que, como en El soldadito de plomo, cuando de noche echa el cierre sus personajes aprovechan para cobrar vida propia y relacionarse entre ellos como si fueran extras de cine en unos estudios cinematográficos en pausas de rodaje. Bueno más que malo es que lo hicieron así, como a Jessica Rabbit, pero él no quiere ser malo, porque se siente solo y despreciado, así que emprende un viaje que le llevará a varios videojuegos vecinos con sus particulares estéticas perfectamente reproducidas, con el fin de hacer algo heroico, solo para comprender que cada uno tenemos nuestro fin en la vida, seamos como seamos, buenos, malos, acróbatas o parapléjicos. Ya lo decía Shyamalan en La joven del agua, y está bien que se lo inculquemos a los más pequeños desde el principio, y a muchos que no lo son desde ya. En su viaje descubriremos mundos maravillosos que parecen sacados de Alicia en el país de las maravillas, Willy Wonka o Final Fantasy, con gran despliegue de imaginación tanto en la iconografía paisajística como en el diseño de personajes y en los divertidos e ingeniosos diálogos. Un espectáculo por lo tanto impecable, portentoso y muy recomendable.
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