USA 2014 125 min.
Guión y dirección J. C. Chandor Fotografía Bradford Young Música Alex Ebert Intérpretes Oscar Isaac, Jessica Chastain, David Oyelowo, Elyes Gabel, Albert Brooks, Alessandro Nivola, Catalina Sandino Moreno, Ashley Williams, Harris Yulin, Peter Gerety, Christopher Abbott, Glenn Fleshler, Jerry Adler, Elizabeth Marvel
Estreno en Estados Unidos 31 diciembre 2014; en España 19 marzo 2015
El joven realizador J.C. Chandor está cosechando una filmografía impecable. Si nos sorprendió con su debut, Margin Call, una lúcida y muy crítica crónica sobre la génesis de la actual crisis económica, y logró engancharnos con ese tour de force que fue Cuando todo está perdido, en el que Robert Redford se enfrentaba él solito a una odisea en el único escenario de un pequeño yate, ahora logra con su tercera película su mejor título hasta el momento. Tomando como referencia el año 1981, uno de los más violentos que se recuerdan en Nueva York, y de lo que da buena cuenta la radio y otros medios de comunicación a lo largo del metraje, Chandor nos cuenta la historia de un empresario que pretende hacer negocios desde la legalidad y las buenas prácticas. Para ello echa mano de la iconografía del mejor cine negro americano de los años 70, y con un esquema argumental y una estructura narrativa que recuerda al mejor Coppola con una pátina de Yates, Pollack, Lumet y Pakula, nos sumerge en una vorágine de intriga y angustia alrededor de las vicisitudes del protagonista para sacar adelante su poderosa y ambiciosa empresa sin sucumbir a los encantos de la corrupción y el camino fácil de la estafa y la extorsión. A Chandor en realidad le interesa hablar de la violencia subyacente en la sociedad norteamericana, y de cómo es imposible triunfar sin dejarse acariciar por las redes de la corrupción y la competencia desleal. Todo el aparato logístico empresarial, financiero y policial está levantado sobre estas prácticas que Chandor denuncia de forma tan certera como sutil a través de un guión tan inteligente como atractivo. Dirigida con elegancia y ritmo pausado, consigue atrapar nuestra atención desde el minuto cero, invitándonos a un viaje contrarreloj lleno de suspense y emoción, para al final llegar a la conclusión de que éste no es un mundo para débiles ni soñadores utópicos, y que el triunfo en los negocios va siempre acompañado de sucias artimañas en las que todos los jugadores implicados acaban ensuciando sus manos, no siendo ajena a esta maraña la política, y eso lo sabemos muy bien. El cada vez más imprescindible Oscar Isaac, de origen guatemalteco, como demuestra en la versión original de la película, borda un papel inicialmente ofrecido a Javier Bardem, mientras el resto del elenco le arropa con convicción y entusiasmo. Especialmente destaca una Jessica Chastain caracterizada como Michelle Pfeiffer en El precio del poder (Scarface), y que da vida a la un tanto manipuladora y ambigua esposa del protagonista. Una inquietante banda sonora del colaborador habitual Alex Ebert, ejemplarmente utilizada para generar ese suspense aludido, y una magnífica fotografía en encuadres y tonalidades, obra de Bradford Young, responsable también Selma, película con la que ésta comparte también a los actores David Oyelowo y Alessandro Nivola, completa un excelente trabajo, uno de los mejores títulos americanos vistos en los últimos años.
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