USA -Reino Unido 2013 136 min.
Guión y dirección Paul Haggis Fotografía Gianfilippo Corticelli Música Dario Marianelli Intérpretes Liam Neeson, Mila Kunis, Adrien Brody, Olivia Wilde, James Franco, Moran Atias, Maria Bello, Kim Basinger, Loan Chabanol, Riccardo Scarmacio, Caroline Goodall Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2013; en Estados Unidos (limitado) 20 junio 2014; en España 6 marzo 2015
El trabajo de Paul Haggis como guionista se remonta a finales de los 70 con Vacaciones en el mar, y después de escribir el guión de varios episodios de otras populares series de televisión como Treintaytantos o La ley de Los Angeles, Clint Eastwood lo lanzó al éxito en el cine con Million Dollar Baby, Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, a las que siguieron dos notables títulos de James Bond, Casino Royale y Quantum of Solace. En la dirección alcanzó la cumbre con Crash, ganadora de tres inesperados pero muy merecidos Oscars. Se trataba de un film que exploraba la violencia inherente a la sociedad urbana moderna, radiografiando muy especialmente la de Los Angeles y utilizando para ello una particular técnica narrativa utilizada en los 90 por Robert Altman (Vidas cruzadas) y Paul Thomas Anderson (Magnolia). En el valle de Elah fue otro importante y certero hito en su filmografía, con un inmenso Tommy Lee Jones intentando averiguar las extrañas circunstancias de la muerte de su hijo, regresado de Irak e involucrado en un retorcido acto vandálico. La siguiente no sería su mejor apuesta, un remake del thriller romántico francés Pour elle, que se tituló Los tres próximos días y en el que la actriz israelí de origen marroquí Moran Atias, que ya había participado en la serie de televisión basada en Crash, tenía un papel destacado. Juntos, Haggis y Atias, se han embarcado en esta singular y desconcertante película, él una vez más como director y guionista y ella estrenándose como productora, además de interpretar uno de los principales personajes de un reparto coral y sumamente atractivo. Las localizaciones en Roma, Nueva York y París, aunque inviten al pintoresquismo, añaden atractivo a una enigmática historia cuya primera mitad puede llegar a atrapar sin apenas contar nada, o al menos no saber qué es lo que nos quiere contar. Su calculado montaje, encadenando historias con la naturalidad de un trazo firme y seguro, como si unas encajaran en otras, van añadiendo misterio a una trama que poco a poco se va perfilando y que coloca a Liam Neeson, como autor de novelas con una complicada existencia sentimental, en el centro de un universo enrarecido y sofocante. El experimento se va revelando poco a poco como un ensayo sobre la creación literaria y cómo los factores personales, a menudo autobiográficos, influyen decisivamente en la ficción. Eso y el dolor ante un hecho trágico e inesperado que potencia nuestro sentido de la responsabilidad, mal acuñado como culpa merced a un ancestral dominio de la religión como ente educador y castrador, se erigen en contenido temático del film. Cierto que la empresa se antoja un poco, en su puesta en escena y presunta intención poética, carne de centro comercial y revista del corazón, con pinceladas de glamour pero también de cursilería, aunque de sus excelencias o miserias sólo el tiempo podrá dar parte. De momento ha sido muy mal recibida y le ha reportado a su autor los improperios más inmerecidos. Sin duda es un film parcialmente malogrado, pero tiene suficiente enjundia y atractivo como para merecer un respeto. Entre sus atractivos figuran también su minuciosa y luminosa fotografía así como la lírica banda sonora de Dario Marianelli. Y no tiene precio disfrutar después de varios años de ausencia de la inmarchitable belleza de Kim Basinger, que enamoró a toda una generación en los años 80 y parte de los 90.
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