Wild Chain: Rota fortunae. Teatro Alameda
Sábado 7 de marzo de 2015
Ernesto Mayhuire y Marta Almajano en el Festival de Úbeda |
La del sábado fue una jornada particular; por un lado se apostó por la música romántica que se hacía en Perú en pleno siglo XIX siguiendo patrones europeos, y por otro la propuesta más radical y osada de esta edición, maridar el canto original de los Carmina Burana con el heavy metal de Cadena Perpetua, rebautizados como Wild Chain.
No se recuerda una convocatoria del Femás con menos seguidores que la de la soprano aragonesa Marta Almajano y el guitarrista peruano Ernesto Mayhuire. Apenas una veintena de personas acudieron a la cita, posiblemente por la intempestiva hora a la que fue programada. Lástima, porque se trataba de una ocasión única para degustar la interesante y a ratos hermosa música del compositor de la preciosa ciudad de Arequipa Pedro Ximénez Abril y Tirado. Canciones lindando con el belcantismo que por esa misma época se cultivaba en Europa, junto a melodiosos y muy evocadores minuetos y valses, compusieron un programa en el que Almajano exhibió una voz ligeramente avibratada, una línea de canto demasiado homogénea y poca soltura para la expresividad interpretativa, a pesar de una generosa proyección y unos poderosos agudos de esos que perforan el tímpano. Más raciales pero igualmente sosas resultaron las seguidillas de Fernando Sor, mientras Mayhuire subrayó la delicadeza de las composiciones, alcanzando niveles notables de interpretación incluso en los técnicamente complejos valses.
Wild Chain: Juan Pipió, Johnny Sobrino, Pepe Mejías, Rafael Pipió y FJ Kubero |
El aspecto roquero de Fami Alqhai hacía presagiar desde hace mucho una combinación tan especial, y vistos los resultados brillante, como la experimentada entre los Carmina Burana medievales y el rock duro heavy metal. Mucho tuvo que ver el conjunto Artefactum en la operación, con José Manuel Vaquero y su inseparable zanfoña tocando a duelo con la gaita de Juan Jiménez y las guitarras eléctricas de Wild Chain, trasunto de Cadena Perpetua, uno de los grupos más carismáticos del sonido metálica de nuestra comunidad y todo el panorama nacional. Y es que mucho se celebra y añora la movida madrileña, despreciando el hecho de que mucho antes, aquí en Sevilla, hubo una movida tanto o más especial que aquélla, nacida cuando el franquismo daba sus últimos coletazos, al hilo de la modernidad que nos reportaban las bases americanas instaladas en los alrededores. Silvio, Triana o Alameda nacieron entonces, y años después lo harían, con tan ilustres precedentes, conjuntos como éste que nos ocupa.
Con Fj Kubero como cantante y maestro de ceremonias, el espectáculo, muy trabajado y calculado, logró encender a sus incondicionales y también a quienes acudimos motivados por la curiosidad (y la profesionalidad). Cañero a tope, pero bañado por el buen gusto, algunos números se adaptaron a un adecuado inglés y mudaron sus melodías, mientras otros, como el conocido In taberna quando sumus, mantuvieron su perfil enriquecido con el añadido metálico. Estupendas también las voces femeninas, la puesta en escena, la iluminación y el sonido ensordecedor. Pura adrenalina, mucha energía y aplauso unánime. En los Grammy hubieran puesto a todo el público a bailar, como hicieron los AC/DC; pero esto es Sevilla y aquí tenemos muchos complejos.
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