Dirección Ava DuVernay Guión Paul Webb Fotografía Bradford Young Música Jason Moran Intérpretes David Oyelowo, Tom Wilkinson, Carmen Ejogo, Giovanni Ribisi, Common, Alessandro Nivola, Cuba Gooding jr., Tim Roth, Oprah Winfrey, Dylan Baker, Martin Sheen Estreno en Estados Unidos 9 enero 2015; en España 6 marzo 2015
Ava DuVernay lleva muchos años en el oficio, trabajando fundamentalmente en los departamentos de publicidad de destacadas producciones. Mientras tanto se ha forjado también como realizadora en cortometrajes, documentales y un par de largometrajes de temática feminista, siempre desde el ángulo de su raza afroamericana, que preceden a este su primer título de gran repercusión internacional, bendecido además por los Oscar, el de mejor canción que obtuvo y el de mejor película al que fue candidata. Selma es la población de Alabama que sirvió de punto de arranque para una de las gestas más memorables de la lucha por los derechos civiles y el derecho al voto que lideró Martin Luther King en los convulsos años 60. Una lucha que recuerda la infamia permanente en la que se encuentra asentado el país que simboliza la cumbre de las libertades públicas y los derechos fundamentales, y que sin embargo no ha cerrado heridas tan profundas como la bomba atómica, las guerras muchas de ellas injustificadas en las que se involucra, la industria armamentística que supone su mayor ingreso, y por supuesto el racismo aun lamentablemente tan de actualidad, como atestiguan los tristes acontecimientos que están teniendo lugar hoy en Ferguson, Missouri. La película de DuVernay se implica en el llamado domingo sangriento y la posterior marcha sobre el puente Edmund Pettus que tanto disgustó a los seguidores de King, venidos de todos los puntos del país, independientemente de su raza o color, conmovidos por las atrocidades vistas en televisión y narradas en prensa. Comienza con el Premio Nobel de la Paz en 1964 y termina tras la aprobación por la autoridad judicial de la marcha definitiva hasta Montgomery que derivó en la ley que garantizaba el voto a los afroamericanos, principal reivindicación de la gesta. Destaca sin embargo la frialdad con la que la realizadora ha retratado los acontecimientos; demasiada sobriedad para unos hechos que reclaman un poco de desmelene, más visceralidad e invitación a la rabia. Sorprende además que no haya prescindido del carácter puntualmente castrador de la esposa de King, otro de esos personajes retratados como si cuestionasen la utilidad de la lucha por contravenir sus propios intereses familiares; una imagen muy tópica de la mujer que convendría desterrar independientemente de su supuesto y puntual acierto histórico. Con todo ello la cinta se hace aburrida en muchos de sus tramos, y su vocación academicista y escrupulosa gramática no ayudan mucho, por logradas que sean las interpretaciones, especialmente en el caso de David Oyelowo, magistralmente caracterizado como el gran hombre cuyo asesinato nos impidió ver hasta dónde podría haber llegado y limpiado gran parte de la vergüenza de un país erigido en paradigma de la libertad, donde se ejerce frecuentemente la autocrítica pero deviene en poco o nada de remisión. A la espera de que algún día Spielberg pueda echar mano del personaje, aprovechando que tiene los derechos sobre sus discursos, nos conformaremos con este homenaje aséptico y respetuoso.
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