A lo largo de estos treinta y dos años de la cita sevillana con la música historicista pocas ocasiones nos han acercado al folclore ancestral de otros países de nuestro entorno. La comparecencia de Pino de Vittorio y el grupo especializado con el que ha grabado su último trabajo discográfico, Laboratorio '600, en el que se recoge parte del repertorio interpretado en este concierto, ha venido a paliar en cierto grado esta carencia.
Con la voz apreciablemente deteriorada desde que le escucháramos en su primer disco, Le tarantelle del Gargano, centrado en su Puglia natal, de Vittorio hizo sin embargo gala de su capacidad para transmitir combinando su doble faceta de actor y músico. La pérdida de tersura y flexibilidad de su voz no impidió por lo tanto conectar con un público entusiasmado, por más que la magia tardara en arrancar hasta que la brillante Tu rinnina, un canto tradicional de Sicilia, sentara ya las bases de la propuesta, sus ritmos sincopados y obsesivos, sus cadencias repetitivas y ese particular toque del tenor para exhibir temperamento, así como para exprimir el lamento que encierran muchas de estas melodías del pasado sureño de Italia que también es nuestro. Un viaje por todo el pie de la bota, desde Puglia a Sicilia pasando por Calabria, con escalas fascinantes en una Canzone araba de reminiscencias bizantinas tan propias de esa tierra de nadie y a la vez de todos, que el toque delicado y seguro de Franco Pavan y su conjunto aprovecharon al máximo. Antes lograron fascinar con una pieza repleta de elocuentes disonancias, la Siciliana per E conservada en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán.
De Vittorio, Pavan, Ghannudi y Fantin |
Otro momento para la memoria fue Occhi turchini, canto tradicional de Calabria con raspeado de guitarra que debió influir en Morricone a la hora de componer algunas de sus bandas sonoras para el spaguetti western. La ternura con la que de Vittorio entonó un par de nanas o ninnananne, contrastó con la energía y la vitalidad desplegadas en las tarantellas seleccionadas para la ocasión. Prometía ser un concierto monótono y monocorde, y sin embargo resultó ameno y muy ilustrativo. El dominio español de la época quedó evidente en las propinas, mientras si no hubiera sido por esa voz carrasposa de Pino de Vittorio y su elevado grado de afectación en algunos números, el espectáculo podría haber resultado redondo.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 8 de marzo de 2015
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