USA 2020 116 min.
Dirección Ron Howard Guion Vanessa Taylor, según el libro de J. D. Vance Fotografía Maryse Alberti Música David Fleming y Hans Zimmer Intérpretes Amy Adams, Gabriel Basso, Glenn Close, Haley Bennett, Owen Asztalos, Freida Pinto, Bo Hopkins, Jesse C. Boyd, Stephen Kunken, Keong Sim Estreno limitado en España 13 noviembre 2020; en internet 24 noviembre 2020
Tras un emotivo documental sobre Pavarotti, Ron Howard, con una filmografía a sus espaldas que incluye éxitos como Cocoon, Willow, Apolo 13, Una mente maravillosa, la estupenda Rush y la incomprendida Han Solo, parece continuar ahora por la senda del trabajo alimenticio con esta dramática saga familiar basada en el best seller de J.D. Vance en el que cuenta su accidentada adolescencia y la influencia que una madre inestable y drogadicta y una abuela coraje tuvieron en su educación y desarrollo personal.
Al autor le da vida el joven Gabriel Basso, superada su fructuosa adolescencia en películas como Súper 8 y Los reyes del verano en las que ejerció de protagonista. Aquí es un joven y prometedor abogado cuya oportunidad de oro podría verse truncada por los incidentes familiares que reclaman su presencia a pocas horas de someterse a una entrevista crucial en un prestigioso bufete de esos tan elegantes y tradicionales que suelen perpetuar el carácter más rancio de la sociedad y cultura norteamericana. Un ambiente universitario y laboral fuerte e intencionadamente contrapuesto al más rural, montañoso y campechano en el que se desarrolla su vida en esos cruciales años de descubrimiento y superación, multiplicado por el hecho de ser el típico niño torpe y gordinflón objeto de burlas y abusos. Todo discurre por senderos de previsibilidad y comodidad en el que todo su material dramático se dulcifica con considerables dosis de ternura y amabilidad.
El competente trabajo de Basso y su joven encarnación en Owen Asztalos se ve no obstante eclipsado por sus dos estrellas protagonistas, unas Amy Adams y Glenn Close sometidas a una sorprendente transformación que las asemeja increíblemente a sus personajes en la vida real, aunque el experimento no fuera necesario dado el anonimato de tales personas. Ellas, especialmente Glenn Close, justifican por sí solas el visionado de un film que no obstante ni se hace pesado ni molesto, ya que Howard logra que de alguna manera empaticemos con sus personajes, algo que otros cineastas con más reconocimiento no consiguen ni de lejos. Quizás Adams y Close vayan buscando una nueva nominación, ellas que son expertas lamentablemente en acumular candidaturas sin obtener la preciada estatuilla.
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