domingo, 2 de abril de 2023

FIESTA EN EL GIARDINO CON JAKUB JÓZEF ORLINSKI

XL Festival de Música Antigua de Sevilla FeMÀS. Jakub Józef Orlinski, contratenor. Il Giardino d’Amore: Stefan Plewniak, violín solista y dirección; Ludmila Piestrak, Reyner Guerrero y Monika Boroni, violines; Wojtek Witek, viola; Katarzyna Cichón, violonchelo; Lukasz Madej, contrabajo; Jan Cizmár, tiorba; Ewa Mrowca-Kosciukiewicz, clave. Programa: Sinfonia de LÒlimpiade, movimientos de los conciertos para violín RV 273, RV 242, RV 208 “Grosso Mogul” y RV 222, y aria de Il Giustino, de Vivaldi; Arias de Tamerlano, Tolomeo, re d’Egitto, Partenope y Riccardo Primo, re d’Inghilterra, de Haendel.
Teatro de la Maestranza, sábado 1 de abril de 2023


Hay artistas que por su condición transcienden la mera música y se colocan en el pódium del verdadero estrellato. En estos tiempos de culto a la imagen, tener un físico atractivo y seductor vende mucho, pero si además va acompañado de un enorme desparpajo, una simpatía a raudales y una considerable generosidad, mejor. Claro que nada de esto serviría si estuviéramos hablando de un artista mediocre o del montón, pero el joven Orlinski por supuesto que no lo es. Atesora un instrumento envidiable, una técnica impecable, una proyección avasalladora y un talento para controlar volúmenes y agilidades fuera de toda discusión. Con todos estos ingredientes, la de anoche fue una cita irrepetible, de esas que huelga criticar y solo cabe reseñar.

Jakub Jozef Orlinski actuó ya en el Maestranza en marzo de 2018 con The English Concert bajo las órdenes de Harry Bicket en una versión de concierto de la ópera Rinaldo de Haendel, detalle que él mismo se encargó de recordar en inglés después de una simpática presentación en un perfecto castellano preparado para la ocasión. Pero aunque ya entonces dejó una huella indeleble, no fuimos entonces capaces de calibrar el salto de gigante que daría en los siguientes años hasta convertirse en el fenómeno mediático que hoy es. Hasta ahora solo habíamos disfrutado de una habilidad así para conectar con el público joven a través de redes sociales, descargas y video-clips al más puro estilo rock o pop con la violinista Janine Jansen o el flautista Emmanuel Pahud, pero hasta en eso Orlinski va a más. Su pasión por el break dance, disciplina que maneja a la perfección, no es ajena a esta proverbial conexión con los más jóvenes y el público en general. Así pudimos comprobarlo en este penúltimo concierto del FeMÀS de este año, broche final junto a la Pasión según San Mateo de un insólito Domingo de Ramos.


Un jardín para el chico de oro

Aunque nos habíamos acostumbrado en sus discos a escucharlo acompañado de il Pomo d’Oro y el director Maxim Emelyanychev, también asiduo hace años de nuestro teatro, en esta ocasión vino con el conjunto polaco Il Giardino d’Amore. La combinación de movimientos de concierto de Vivaldi y arias de Haendel en que consistió un programa dedicado a los héroes de la ópera barroca, con predominio de los primeros sobre los segundos, nos hizo pensar en un principio en el artista lírico como mero reclamo para lucir los talentos del conjunto compatriota, como si éste viniera a remolque del contratenor. Sin embargo acabamos con dos consideraciones, que Il Giardino d’Amore atesora un sonido robusto, lleno de fuerza y entusiasmo, y que quien lo dirige ha sido un gran descubrimiento. Reconozco que en el campo de los criterios interpretativos, el de Stefan Plewniak no es el que más nos convence, con sonidos estridentes y contrates demasiados fuertes. Así lo percibimos en la sinfonía de L’Olimpiade que sirvió de arranque, si bien poco a poco fue limando asperezas y se fue difuminando ese parecer en favor de un virtuosismo extremo no exento de delicadeza allí donde procedía, como por ejemplo en el allegro del Concierto Grosso Mogul, donde unas cadencias atentas al detalle lucieron sobre el flujo sostenido de la cuerda grave de Katarzyna Cichón. El virtuosismo de Plewniak y su incansable agilidad brillaron en todos los variopintos y sumamente creativos fragmentos vivaldianos, con su atuendo de prete aunque no rosso; pero también en los acompañamientos en las arias de Haendel, así como lo hizo la fuerza expresiva de un conjunto que interpretó en todo momento de corazón, sin partituras, salvo la tiorba. Por cierto, que Plewniak tuvo ocasión también para lucirse al pizzicato en la mandolina.


Pero ¿y la estrella? Orlinski fue un colmado de expresividad en sus seis arias programadas. Pura teatralidad, el gesto al servicio de la música y el drama al de un público embelesado al que recursos como cantar tumbado, con el resto del conjunto echado, sentado o de rodillas en el escenario como si fuese un giardino en Sento il seno de Il Giustino, sirvió para concitar todavía más su atención, incapaz así de sustraerse a cada inflexión, gesto y cambio de color propuesto por este excelente vocalista, en quien además pudimos distinguir una bonita voz de tenor cuando se le agotaba el falsete. Conmovió con Stille amare de Tolomeo, asombró con sus estratosféricas agilidades en Agitato da fiere tempeste de Riccardo Primo, y nos encantó con sus generosas propinas, destacando un delicadísimo Se in fiorito ameno prato de Giulio Cesare. Hubo además lugar para una auténtica fiesta, cuando siguió con frondosas vocalizaciones el habitual palmeado por sevillanas del enfervorecido público, o nos invitó a cantarle al violista Wojtek Witek feliz cumpleaños. Solo faltó que nos brindara unos pasos de ese break dance que le mantiene tan en forma, pero por lo demás, lo de anoche fue un espectáculo en toda regla.

Fotos: Lolo Vasco / FeMÀS
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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