lunes, 17 de abril de 2023

FELIZ Y ESPERADO REENCUENTRO CON UN GENIAL PERIANES

Cita en Maestranza. Javier Perianes, piano. Programa: Cruce de caminos (Variaciones sobre un tema de Robert Schumann op. 20, de Clara Schumann; Quasi variazioni: Andantino de Clara Wieck, de la Sonata nº 3 op. 14 de Schumann; Variaciones sobre un tema de Schumann op. 9, de Brahms; Goyescas, de Granados). Teatro de la Maestranza, domingo 16 de abril de 2023


Dado su carácter afable, humilde y nada narcisista, seguramente no le agradará que se le defina como un genio, pero sólo así somos capaces de identificar a quien saca tanto brillo de cualquier tipo de partitura, desde la más convencional y coyuntural a la más ambiciosa y sofisticada, logrando que suenen como un auténtico tesoro difícil de catalogar. Desde hace diez años, cuando ejerció como artista residente de la Sinfónica y entre otras obras interpretó la integral de conciertos de Beethoven, creo recordar que sólo hemos podido disfrutar de su presencia en el Maestranza en una ocasión, hace la mitad, cinco años, con Axelrod a la batuta haciendo el segundo de los conciertos de Brahms, autor que participó también en el portfolio con el que nos deslumbró este mismo domingo. Cuando un artista es capaz de fascinarnos y someternos con tanto ahínco y facilidad, casi sobran las palabras para describir la sensación que nos llevamos de su portentoso recital. En él se pudieron distinguir claramente dos partes, una primera centrada en el recurrente trío romántico entre el matrimonio Schumann y su ferviente y joven admirador Johannes Brahms. En la segunda, el ciclo Goyescas que tanta fama y popularidad reportó a Enrique Granados y sin embargo inauguró el trágico final que truncó una vida posiblemente llena de grandes sorpresas.

Las Variaciones de Clara Schumann sobre el número 4 de Bunte Blätter de su marido están llenas de contrastes y poseen una enorme densidad atmosférica, a pesar de tratarse de un mero detalle de la esposa, entones durante varios años inactiva, por el cuarenta y tres cumpleaños del compositor, apenas unos meses antes de ingresar en una institución psiquiátrica. Perianes la interpretó sin embargo como si se tratara de una pieza única e irrepetible, con toda la atención, el mimo por el detalle y la profunda reflexión que sus repetitivos acordes parecen exigir. Sus siete variaciones, aunque se puede llegar a apreciar incluso una octava, nos llevan por diferentes estados de ánimo, que Perianes tradujo en una perceptible melancolía de largos pasajes y notas retenidas, ritmo pausado y espíritu variable, desde un paseo romántico protagonizado por trinos y vivaces arpegios, hasta acordes más vehementes y furiosos, todo llevado siempre a la quintaesencia de la expresividad más conmovedora. El tercer movimiento de la Sonata nº 3 de Schumann, así mismo unas variaciones sobre un tema en este caso de Clara cuando solo era una adolescente, encontró en la digitación de Perianes una expresión rica y poderosa, pero siempre desde la elegancia y la delicadeza que el pianista sabe impregnar en las partituras más intimistas. Con gran decisión y seguridad en sí mismo acometió la pieza de Brahms, también basada en el mismo tema que las variaciones de Clara Schumann, pero no limitándose como aquella a modificar el espíritu sin tocar la melodía, sino como entendemos habitualmente el género, modificando ritmos y hasta melodías sin traicionar el alma de la pieza y su significación emocional. Así lo entendió Perianes con una interpretación magistral, llena de contrates pero a la vez contenida y transparente, de cada una de sus dieciséis variaciones, manifestando melancolía y desesperación hasta derivar en una resolución tranquila y esperanzadora.

Que Goyescas de Granados coincidiese en este programa previamente preparado por el pianista con la celebración este año del centenario de Alicia de Larrocha, ha servido para convertir su recital en un homenaje a la excelente pianista, en cuyas manos la pieza se convirtió en leyenda, tanto como Iberia de Albéniz, si bien ésta tuvo también en Esteban Sánchez un ilustre embajador. Puede que la versión de Perianes disminuyera el colorido con el que se suele atacar la pieza, a favor de un mayor intimismo y un profundo análisis convertido en emotiva y melancólica reflexión que Perianes tocó desde el corazón, sin gestos grandilocuentes ni excesivos, siempre ensimismado en un teclado desde el que transmitió todo el universo que atesora este ciclo de los majos enamorados. Arrancó con una visión elegante y algo retenida de Los requiebros, que convirtió luego, en Coloquio en la reja, en larga escena dialogada, nocturna y bien aireada gracias a una pulsación precisa, perfectamente articulada y prodigiosamente amatoria. Tampoco hubo aspavientos folclóricos en El fandango de candil, la pieza más proclive a ello del ciclo, y sí mucho sentimiento y una profunda melancolía en La maja y el ruiseñor, prodigio melódico del que el pianista sacó el máximo provecho. Y así continuó por el segundo cuaderno, con El amor y la muerte y la Serenata del espectro deambulando por idéntica senda llena de mágica melancolía, sin estridencias ni salidas de tono, siempre desde la elegancia y el respeto más absoluto. Después, como propina, sus delicadas manos volvieron a Brahms con su precioso Intermezzo en La mayor de sus Klavierstücke op. 118.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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