Dirección Mirko Pincelli Guión Enrico Tessarin Fotografía Fabio Cianchetti Música Peter Michaels Intérpretes Francesca Neri, Vicenzo Amato, Nico Mirallegro, Noel Clarke, Nick Moran, Kierston Wareing, Elena Cotta, Luca Lionello, Mia Benedetta Estreno en Italia 22 junio 2017; en España (sólo Madrid y Sevilla) 31 agosto 2018
A la vista del escaso recorrido que ha tenido esta película y el poco interés que suscita, uno se pregunta qué habrá motivado su estreno entre nosotros, aunque sólo sea en un par de ciudades de nuestra geografía. Parece mentira que el joven realizador italiano Mirko Pincelli se haya curtido en el documental, ante la deficiente capacidad que muestra en su debut en la ficción para observar la realidad. Una pareja vive su particular calvario tras la muerte de su hijo adolescente en un accidente de tráfico. Su duelo no impide que dejen atrás su hábitat natural para instalarse en un Londres caótico y violento, aunque ellos disfruten del habitual lujo y arte que da empaque a estas producciones pedantes, tras sus sofisticados trabajos de galerista y fotógrafo, ya separados y con vidas sentimentales también recompuestas, cada uno a su estilo. Incoherencia total a la hora de mostrar un dolor que jamás traspasa la pantalla y que parecen querer cicatrizar prestando toda su atención a un chico marginal, expresidiario y con familia absolutamente disfuncional (la madre es Kierston Wareing, que tras un imponente arranque de carrera con títulos como En un mundo libre de Ken Locah y Fish Tank de Andrea Arnold, se ha visto condenada a subproductos como éste). Todo son despropósitos, clichés y tópicos de manual en una película que antepone su tono gris y tristón a una auténtica coherencia interna, emociones sinceras y psicología convincente. Nada de eso asoma en esta pretenciosa, soporífera y sonrojante película, que además cuenta con una de las bandas sonoras más horrorosas (trompeta circense, guitarrita eléctrica y voces indias incluidas) que recordamos.
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