Dirección Daniel Monzón Guión Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría Fotografía Carles Gusi Música Roque Baños Intérpretes Luis Tosar, Rodrigo de la Serna, Joan Pera, Stephanie Cayo, Adrián Núñez, Alicia Fernández, Gloria Muñoz, Toni Acosta, Xavi Lite, Txell Aixendri, Álex Amaral Estreno 31 agosto 2018
Antes de su debut como director de cine, Daniel Monzón fue crítico en Fotogramas y subdirector del programa de televisión Días de cine. Su pasión por el cine y su capacidad para fagocitar géneros ha quedado patente en su exitosa filmografía, que se estrenó con una de aventuras de corte medieval, El corazón del guerrero, a la que perdonamos sus defectos por la valentía de su joven director a la hora de abordar un género tan poco habitual en el cine. Pero el primer batacazo le llegó de la mano de la comedia alocada, que ahora repite con este Yucatán de decepcionantes resultados. Se trata de El robo más grande jamás contado, con el sello de ambición y pretensión que caracteriza su cine y que continuó con su única incursión en inglés hasta el momento, el más interesante pero parcialmente fallido thriller La caja Kovak. Si su muy reconocida Celda 211 nos parece irregular desde el momento que contiene importantes baches de guión, El niño vino a corroborar que aquello que tanto criticábamos al cine americano, su fortaleza gracias a los grandes presupuestos, no se producía en el nuestro, incapaz de hacer lucir sus holgados recursos en pantalla, ni siquiera cuando provienen de Mediaset, empresa que vuelve a confiar en el ecléctico director, que repite con la comedia coral, esta vez con más ingredientes y guiños a los clásicos americanos que nunca. Un crucero de lujo, cortesía de Pullmantur y su buque Sovereign, que hace la misma ruta transatlántica que propone la película, desde Barcelona a Yucatán pasando por Casablanca, Tenerife y Recife, se convierte en escenario de varias historias de amor absolutamente inconsistentes (la del bailarín y la hija del nuevo rico es además un insulto homófobo en toda regla) al estilo Vacaciones en el mar, mezcladas con una de timadores en la línea de Las tres noches de Eva y, sobre todo El golpe, y por si fuera poco se permite emular a Cabaret con maestro de ceremonias y números musicales irrisorios que pretenden ilustrar paralelamente la trama propuesta. El guión hace aguas por todas partes, con situaciones ridículas e inverosímiles (montar de la noche a la mañana todo un tinglado en torno a la ruleta rusa en Recife, mostrar otro timo igualmente ridículo e innecesario en Casablanca, o una boda con todos los detalles en pleno buque sin apenas previo aviso...), mientras al director le falta garra y sentido del ritmo, y los personajes son arquetípicos y sin vida más allá de lo que vemos y oímos en pantalla. Monzón además parece querer moralizar en torno al dinero y las miserias que acarrea, al más puro estilo Frank Capra. Pero la falta de ética y sentimiento es notoria, y la hipocresía servida de más, habida cuenta que nos encontramos simplemente ante una máquina de hacer dinero que el ex-crítico ha querido convertir infructuosamente en sentido homenaje al cine (con tics a Titanic y Cantando bajo la lluvia también incluidos). Al final tenemos un Álex de la Iglesia fallido, que incluso él hubiera mejorado, ya que comparten hasta guionista, un Guerricaechevarría que para la ocasión se ha lucido de largo.
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