Guión y dirección Chloé Zhao Fotografía Joshua James Richards Música Nathan Halpern Intérpretes Brady Jandreau, Tim Jandreau, Lilly Jandreau, Cat Clifford, Terri Dawn Pourier, Lane Scott Estreno en el Festival de Cannes 20 mayo 2017; en Estados Unidos 13 abril 2018; en España 21 septiembre 2018
El que hace tiempo fuera cuna del mejor cine, el más atractivo y popular, el norteamericano, se ha ido convirtiendo en los últimos años en pasto de mediocridad, temas recurrentes y trillados, tratamientos convencionales y perezosos, y todo eso en el mejor de los casos, cuando no se trata de explotar violencia gratuita, superhéroes de idéntica estructura y definición, o cine de terror que abusa de efectos chirriantes. No hay más que ver las últimas ediciones de los Oscar para, salvo raras excepciones, comprobar el declive del imperio cinematográfico americano. Por eso cuando surge una película como la que ha rodado la directora de origen chino Chloé Zhao no podemos sino congratularnos. Prendada del resquicio de cultura india aniquilada en el país de las oportunidades ya desde su anterior y primera película, Songs My Brother Taught Me, Zhao fija su atención ahora en una de esas reservas Lakota y en la preservación de una actividad tan ancestral como la doma de caballos y su posterior intervención en rodeos. El mundo del cowboy, sus vestigios y pasiones, desde la mirada que una mujer ejerce, de la forma más limpia y respetuosa posible, a un mundo de hombres dominado por el contacto directo con la naturaleza. Y lo hace bajo el pretexto de trazar una perfecta combinación entre documental y ficción en el que un joven apasionado ve cómo sus sueños y esperanzas se ven truncadas cuando sufre un accidente cabalgando a lomos de una yegua desbocada y tiene que asimilar un enorme cambio en su vida, que pasa por abandonar la actividad que más felicidad le reporta. Una visión poética, ayudada por la ternura que expide la mirada triste y melancólica del protagonista, indio de vertiente sioux, personaje real y en la ficción, así como en los majestuosos paisajes de Dakota del Sur en los que se desarrolla la trama. Su relación con personajes tan vulnerables como su hermana autista, que también lo es en la vida real, o su mejor amigo y referente, que pasó de ser un apuesto y ganador cowboy a quedar postrado en una silla de ruedas sin capacidad casi ni para la comunicación, tejen una historia llena de ternura y luz sobre la búsqueda de una identidad y unas raíces, la superación de un dolor y una frustración, y la ayuda recibida al respecto del entorno, especialmente de un padre que combina la razón y la comprensión con sabia lucidez. Un western moderno, metáfora de un pueblo eliminado en búsqueda de un horizonte, que Zhao reproduce con respeto y admiración no exenta de dolor, así como la complicidad impagable de un inexperto Brady Jandreau, de mirada tan penetrante como imperturbable, pero con mucha emoción en su interior.
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