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domingo, 24 de abril de 2022

DOS VOCES MUY BIEN ACOMPAÑADAS

Temporada 2021-2022 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla. Julia Doyle, soprano. Cecilia Bernardini, violín. Mercedes Ruiz, violonchelo. Alejandro Casal, clave y órgano. Programa: Cantata Lungi dal vago volto RV 680, de Vivaldi; Sonata Op. 1 nº 12 en Fa mayor HWV 370, Süsse Stille, sanfte Quelle HWV 205, In den angenehmen Büschen HWV 209 y Cantata Un’alma innamorata HWV 173, de Haendel; Jesus soll mein erstes Wort BWV 171, Auch mit gedämpften BWV 36 y Sonata para violín y continuo en Sol mayor BWV 1021, de Bach. Espacio Turina, sábado 23 de abril de 2022


Mercedes Ruiz agradeció sorprendida la generosa asistencia de público al concierto de anoche en el Turina, a pesar de la Copa del Rey. Claro que no a todos ni todas interesa el fútbol, y que quien sí lo haga sabía que podía enlazar la belleza de la música con el espectáculo del balón, tiempo había para ello. No era cuestión de perderse una nueva intervención de la soprano inglesa Julia Doyle en nuestra ciudad, y mucho menos cuando venía acompañada de toda una autoridad en el violín como es Cecilia Bernardini, de quien ya pudimos disfrutar hace cinco años en el Lope de Vega junto a The King’s Consort. A Cecilia la volveremos a ver en apenas un mes junto a su padre, el célebre director y oboísta Alfredo Bernardini en un nuevo programa de la Barroca. Acompañando a estas voces de soprano y violín estuvieron dos de los más reputados solistas de la orquesta, Ruiz al violonchelo y el siempre versátil y elegante Alejandro Casal alternando clave y órgano según la pieza.

Con una estructura prácticamente simétrica, perfectamente cerrada además con la propina, el recorrido comenzó con una lucida cantata de Vivaldi, Lungi dal vago volto, con Doyle sin tiempo si quiera para calentar la voz, ya que arranca in forte, desesperada y enérgica, para ir templándose en un recitativo que deriva en un aria de estilo andante y sofocado que la voz de Doyle, siempre instalada en el extremo agudo de su tesitura, condujo por senderos de fragancias insondables. En la segunda aria, Mi stringerai sí, todo se vuelve fogosidad y gozo, perfectamente expresado en una voz siempre atenta a matices, proyectada con generosidad, controlando el legato y haciendo gala de un fraseo bien definido y articulado. Esos fueron los derroteros por los que deambularon las gozosas aptitudes de Doyle, que encontró su punto álgido en el aria Auch mit gedämpften, schwachen Stimmen de Bach, acompañada con nervio fulgurante por Bernardini. También en la propina, el célebre Nulla in mondo pax sincera de Vivaldi, Doyle evidenció un férreo control de los recursos, aunque con ese tono discretamente estridente que caracteriza su rutilante voz.

Por su parte, Bernardini se mantuvo durante todo el concierto al pie del cañón, sin desfallecer en ningún momento, dejando claro su magisterio en la Sonata Op. 1 nº 12 de Haendel, que atacó con delicadeza y mucha ternura en el adagio y el largo y con energía y mucho fuego en los breves allegros, sin cambios evidentes de color, manteniendo siempre el tono justo y un sonido envolvente, generalmente sedoso y cristalino, muy trabajado a nivel expresivo, superando así toda posible dificultad que entrañan las cuerdas históricamente informadas. Tanto esta sonata como la de Bach debían en un principio enmarcar dos arias sueltas de cada autor formando un bloque, pero aplausos y afinación malograron el efecto. La falta por otro lado de indicaciones en el programa sobre la estructura de cada cantata propició además despistes en el público traducidos en inoportunos aplausos. El incontestable genio y nervio de la violinista italo-holandesa se vio perfectamente acompañado por Mercedes Ruiz y Alejandro Casal, que protagonizaron un bajo continuo de auténtico lujo, lográndose entre los cuatro un excelente póker de ases.

Foto: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 2 de septiembre de 2020

LA BARROCA DE SEVILLA LANZA DOS NUEVOS DISCOS

Enrico Onofri y la Barroca de Sevilla
Hace apenas unos días conocíamos el descontento de la Orquesta Barroca de Sevilla con la decisión del Ayuntamiento y la dirección del Festival de Música Antigua de Sevilla de cancelar definitivamente la celebración de la que debía ser su edición número treinta y siete. Argumentaban en un comunicado oficial cómo dicha cancelación, tras sufrir un obligado aplazamiento a noviembre o diciembre que ya provocó cambios de agenda a su formación y eventos como el Otoño Barroco y otros relacionados con la música antigua, ha afectado a fechas y compromisos adquiridos, además de la situación de inestabilidad y desconcierto que ha supuesto para los artistas locales no afectados por las limitaciones de tránsito argumentadas para cancelar el certamen. Una decisión que efectivamente sorprende cuando a lo largo del verano plazas como Granada y su Festival de Música y Danza, el concierto de Pablo Heras-Casado y la Orquesta Joven de la Unión Europea celebrado en Málaga, cuyo Festival de Cine Español logró cumplir expediente al pasar de marzo a agosto, o Sevilla sin ir más lejos con sus Noches en el Alcázar, han cubierto sus objetivos, observando además protocolos de seguridad que a poco que se abandonan los recintos obligados se comprueba no se exigen a otros lugares de ocio como bares y restaurantes, donde a menudo la higiene y el aforo quedan al arbitrio de sus responsables.

Quizás como un intento de equilibrar esta alarmante falta de actividad, y con el fin de mantener vivo el vínculo con su incondicional público, la Barroca de Sevilla editó la pasada primavera un disco grabado precisamente con motivo de la celebración de la edición del FeMÁS de 2019, con Asier Polo como intérprete de conciertos para violonchelo de Vivaldi, Boccherini y Haydn, y ha lanzado ahora su último disco para el Proyecto Atalaya de recuperación del patrimonio musical andaluz, segundo que dedican a Pedro Rabassa, aunque en esta ocasión con piezas también de Juan Pascual Valdivia y Juan Manuel González Gaitán. Un registro que tomó forma hace ya cinco años, en noviembre de 2015, cuando Julia Doyle interpretó la mayor parte de las obras recogidas ahora en disco, en un concierto enmarcado en el Proyecto Atalaya que lidera y coordina la Universidad de Sevilla junto a otras nueve universidades andaluzas.

El canto dulce de Julia Doyle

Astro Nuevo es el segundo de los discos que la OBS y este ambicioso proyecto dedican al compositor Pedro Rabassa, catalán de nacimiento que se hizo cargo en 1724 de la plaza de maestro de capilla en la Catedral de Sevilla, después de ocupar otras como la de Valencia, permaneciendo en nuestra ciudad hasta su fallecimiento, cuarenta y tres años después. Su estilo, influido tanto por Italia como por el teatro musical hispano, se hace perceptible en la cantada Astro Nuevo, que da título al álbum y que Doyle entona con brillantez y apropiado estilo. De él la soprano inglesa interpreta también el villancico Corred, corred pastores, con una perfecta dicción en nuestro idioma y una notable dosis de encanto y expresividad. El resto de composiciones a las que pone voz pertenecen al catálogo de Juan Pascual Valdivia, maestro de capilla durante la segunda mitad del siglo XVIII en la Colegiata de Olivares, de donde se extrae el precioso Si recatada, si traslúcida, y al del cordobés Juan Manuel González Gaitán, de quien interpreta dos cantadas religiosas que dejan traslucir influencias del Clasicismo así como del Barroco tardío, con toques también autóctonos. Obras de indiscutible valor artístico y arqueológico, capaces de provocar un considerable placer y estímulo, y cuya recuperación debemos al historiador y musicólogo Juan María Suárez Martos.

El disco recoge también una pieza de Pedro Rabassa grabada en la Iglesia de San Pedro de Alcántara de la capital hispalense en octubre de 2017, coincidiendo con el concierto, también enmarcado en el Proyecto Atalaya, que protagonizó el contratenor Carlos Mena en el Auditorio de Ingenieros. Él es el encargado de dar voz a la Tercera Lamentación del Viernes Santo, Aleph. Ego vir videns, encontrada también en la Colegiata de Olivares, y que el contratenor entona con su habitual buen gusto y exquisito fraseo, siempre bajo la dirección de Enrico Onofri, uno de los directores que mejor entienden a la Barroca de Sevilla y con el que el conjunto ha dado algunos de sus mejores resultados. El excelente clavecinista Alejandro Casal interpreta una interesante sonata de Rabassa caracterizada por sus influencias italianas y ritmos de danza, con la que se completa este espléndido trabajo, como siempre acentuado por el brío y la energía de la formación y la trasparencia, brillo y equilibrio de la grabación. Astro Nuevo es el tercer CD que la orquesta publica bajo el sello belga Passacaille, tras los dedicados a Haydn y los conciertos para violonchelo de Carl Philipp Emanuel Bach.

Asier Polo, maestro del violonchelo

En cuanto al disco de Asier Polo, editado por la discográfica granadina IBS Classical, contiene los cuatro conciertos para violonchelo que el artista vasco interpretó en abril de 2019 en el marco del último Festival de Música Antigua de Sevilla hasta la fecha. La grabación tuvo lugar en este concierto y su repetición al día siguiente, así como en sesiones matinales a tal efecto, y de la conjugación de todos esos registros surge un disco impecable en sonido y técnica, que trasciende la impresión que nos dejó su ejecución en directo para convertirse fácilmente en una grabación de referencia a la hora de apreciar estas joyas del Barroco y el Clasicismo con criterios historicistas. Las piezas seleccionadas son el primer Concierto de Haydn, que junto al segundo se convirtieron en clásicos imprescindibles cuando Jacqueline du Pré los consideró entre sus favoritos en la década de los sesenta del siglo pasado. Junto a él dos conciertos de Vivaldi, el segundo para dos chelos en una gloriosa interpretación en la que Polo tiene como parteneire a nuestra admirada Mercedes Ruiz, integrante de la orquesta, en esta ocasión dirigida con especial aplomo y respeto por el concertino invitado Andrés Gabetta. El Concierto en Re mayor C479 de Boccherini completa una suculenta selección que también se beneficia de un espléndido sonido y una producción ejemplar.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía