Dirección Manuel Gómez Pereira Guion Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano y Manuel Gómez Pereira Fotografía Aitor Mantxola Música Anne-Sophie Versnaeyen Intérpretes Mario Casas, Alberto San Juan, Asier Etxeandía, Nora Hernández, Óscar Lasarte, Martín Paéz, Elvira Mínguez, Toni Agustí, Ferrán Gadea, Eleazar Ortiz, Carlos Serrano, Carmen Balagué, Eva Ugarte, Xavi Francés, Gloria March, Antonio Resines, Abdel Senouci Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2025; en salas 17 octubre 2025
Manuel Gómez Pereira escribe de nuevo junto a sus habituales colaboradores, Yolanda García Serrano y Joaquín Oristrell, el guion de esta película basada en una obra de teatro a la que de forma hábil e inteligente le han otorgado carácter cinematográfico, a pesar de ambientarse toda en el supuesto interior del Hotel Palace de Madrid. Con Serrano colaboró en su última película, Un funeral de locos, inspirada en un éxito relativamente reciente de Frank Oz, mientras con Oristrell lo hizo en la lograda Boca a boca. Los tres juntos han cosechado éxitos de la comedia española de los últimos treinta años como ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, Todos los hombres sois iguales, El amor perjudica seriamente la salud, Reinas, Cosas que hacen que la vida valga la pena o Desafinado. Menos éxito tuvo su incursión en el thriller erótico con Entre las piernas.
Una comedia ambientada en la posguerra civil inmediata, y con Franco entre los personajes, no parecía la idea más acertada y atractiva. Es cierto que son muchas las comedias españolas que se han ambientado en la guerra o la posguerra, con aciertos absolutos como La vaquilla, y en tono más agridulce con ¡Ay, Carmela!, por citar un par de ejemplos. Pero con los tiempos que corren, con el auge inexplicable e insensato de la ultraderecha, y el miedo a una regresión a nivel mundial que mermen o directamente derriben derechos tanto tiempo reivindicados y cultivados, un proyecto así no parecía el divertimento más adecuado. Sin embargo, sus artífices han tenido la sensibilidad suficiente para ofrecer una comedia seria y de buen gusto, que pueda hacer reír, reflexionar y hasta llorar. Lo primero por sus inteligentes gags, sobre todo de carácter verbal, y lo último por la impotencia ante la barbarie y la maldad humana.
La película de Gómez Pereira, desde ya candidata a convertirse en la mejor de su nutrida filmografía, consigue ser todo lo respetuosa y elegante que una cuestión tan trágica y triste como la que cuenta merece. A todo ello contribuye una puesta en escena esmerada en todos los sentidos, y un trabajo actoral de primera categoría, desde un Mario Casas de gesto fruncido y carácter ligeramente apesadumbrado, a un carismático y chisposo Alberto San Juan que también alberga miedos y dudas, pasando por la siempre espléndida Elvira Mínguez o Asier Etxeandía, que logra que su personaje sea esperpéntico sin resultar sobreactuado. Todo perfectamente estudiado y calculado para que ésta sea una comedia que se ve con tristeza y, si me lo permiten, hasta lágrimas en los ojos, con sentimiento y sensibilidad como armas de trabajo.
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