miércoles, 15 de octubre de 2025

UN FANTASMA EN LA BATALLA El dolor como arma de combate

España 2025 105 min.
Guion y dirección
Agustín Díaz Yanes Fotografía Paco Femenía Música Arnau Bataller Intérpretes Susana Abaitua, Andrés Gertrúdix, Iraia Elías, Raúl Arévalo, Ariadna Gil, Jaime Chávarri, Arnatz Zuazua, Almagro San Miguel, Eduardo Rejón Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2025; en salas 3 octubre 2025; en Netflix 17 octubre 2025

De vez en cuando Netflix permite que algunas de sus producciones puedan verse en pantalla grande antes de debutar en su plataforma doméstica, permitiéndonos disfrutar como se debe de películas como ésta, compartiendo así en grupo las emociones que destila. El mejor Agustín Díaz Yanes, el de su debut en la dirección con Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, se asoma en ésta su sexta película, ocho años después del fiasco que supuso Oro, y con otras decepciones acumuladas, como la de Alatriste. Irremediablemente condenada a ser comparada con el gran éxito del año pasado que fue La infiltrada, la película de Díaz Yanes coincide con ésta en la idea de mujer policía, o guardia civil, infiltrada en la organización criminal ETA, para colaborar de forma decisiva en su desarticulación. Sin embargo, donde allí teníamos fundamentalmente una cinta de acción e intriga, aquí encontramos una mayor profundidad en el tratamiento del material dramático, con un personaje principal más vulnerable, sufriente y en continuo desafío consigo misma
Pero sobre todo encontramos un ejercicio de introspección con el dolor sufrido por tantos y tantas españolas durante demasiado tiempo.

Tras unos ochenta exageradamente sanguinarios, los noventa conocieron la ejecución de nombres de la talla de Ordóñez, Múgica o Tomás y Valiente, el terrible episodio del secuestro de Ortega Lara y, sobre todo, la maquiavélica amenaza de matar a Miguel Ángel Blanco, poniendo en jaque a toda una nación y culminando en un final ni siquiera imaginable por el más perverso de los guionistas cinematográficos. De todos estos episodios se hace eco, con la seriedad y el sentido homenaje a las víctimas que exige, la dura e inflexible película de Díaz Yanes, donde brilla una Susana Abaitua contenida y no por ello menos expresiva.

La gramática precisa y directa de la película se combina con el excelente trabajo de la plantilla artística y su perfecto acabado técnico, mientras la eficaz narrativa nos conduce por el camino de desasosiego que sufre la protagonista, de forma ascendente, dolorosa y casi irrespirable. Todo un alegato contra lo que nunca debería repetirse, pero sin simplificarlo todo a buenos y malos, dejando sin acentos innecesarios que los terroristas lleven también su cruz, que sean conscientes de su inevitable destino. La banda sonora, asfixiante y dramática de Arnau Bataller, se combina de manera ejemplar con las canciones italianas, fundamentalmente de Mina, que sirven al mando para comunicarse con la impagable y, a todas luces, trágica heroína.

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