Dirección Santiago Segura Guión Marta González de Vega, Benigno López y Santiago Segura, según el guión de Diego Ayala y Nicolás López para la película “Sin filtro” Fotografía Kiko de la Rica Música Roque Baños y Tessy Díez Intérpretes Maribel Verdú, Diego Martín, Rafael Spregelburd, Candela Peña, Cristina Pedroche, Santiago Segura, Cristina Castaño, David Guapo, Bárbara Santa-Cruz, Toni Acosta, Enrique San Francisco, Florentino Fernández, El Gran Wyoming, Olvido Gara Estreno 2 marzo 2018
A Santiago Segura se le niega sistemáticamente el talento que sin duda tiene y ha demostrado a lo largo de más de veinte años en sus incursiones en cine, televisión o codeándose con buenos amigos dentro y fuera de nuestras fronteras (a buen seguro que ha celebrado y mucho el triunfo de Guillermo del Toro en los Oscar). Sus apariciones en la pequeña pantalla han dejado claro que Torrente sólo es un personaje, y que toda la caspa y la vulgaridad asociada a este inmundo policía al que ha tratado siempre con los mejores recursos técnicos, no es más que un género que él mismo ha creado prácticamente de la nada, pero que a la hora de mostrarse como es, demuestra ser educado, instruido y moderado, tan apartado del guarrete al que ha interpretado y dirigido en cinco títulos. Y así se presenta ahora con esta película que pretende, y consigue, ser su apuesta por la comedia tradicional, sin estridencias ni salidas de tono, al menos no tantas como parece una vez se reflexiona y comprueba que el mundo que nos rodea no difiere mucho de la incompetencia y estulticia que retrata en este remake de una cinta chilena estrenada hace sólo dos años y que ya cuenta con otra versión, mejicana, estrenada este mismo año. Lo ideal en estos casos es ver el original de referencia, pero ante el incumplimiento de ese deber nos centramos sencillamente en lo que nos depara esta comedia entre social y romántica del polifacético entretenedor. Maribel Verdú da vida a una mujer equilibrada y responsable que se rodea de ineptos e incompetentes, lo que va minando su moral hasta que revienta y, con ayuda de un sanador, hace frente a toda la estupidez que protagoniza su vida diaria, desde familiares a compañeros de trabajo, amistades, médicos, vecinos y técnicos de internet. Una farándula que puede parecer exagerada pero que una vez abandonada la sala comprobamos que está ahí, forma también parte de nuestro día a día y retrata el país en el que vivimos y lo mucho que nos desespera. Segura exhibe correctas maneras cinematográficas, propias del cinéfilo que es, y olfato para la financiación de su empresa, a fuerza de patrocinadores que inundan cada fotograma con sus marcas. Consciente de su obligación de entretener, consigue su cometido y nos acaba convenciendo de que su exposición y moraleja es válida y ajustada a la realidad, con todas las licencias que como comedia se puede permitir. Rodeado de incondicionales que como siempre añaden atractivo a la propuesta, logra extraer de Verdú una interpretación ajustada y convincente, o al menos no patética ni ridícula, lo que hubiera sido fácil teniendo en cuenta los delicados resortes de su personaje.
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