Dirección Sebastián Borenzstein Guion Sebastián Borenzstein y Eduardo Sacheri, según la novela del segundo Fotografía Rodrigo Pulpeiro Música Federico Jusid Intérpretes Ricardo Darín, Luis Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Rita Cortese, Andrés Parra, marco Antonio Caponi, Ailín Zaninovich, Alejandro Gigena, Guillermo Jacubowicz Estreno en Argentina 15 agosto 2019; en España 29 noviembre 2019
De los cinco largometrajes dirigidos por Sebastián Borenzstein, tres, los últimos, están protagonizados por Ricardo Darín. El primero fue el exitoso Un cuento chino, al que siguió el menos logrado y más pretencioso Capitán Koblic. Darín forma parte ahora de un elenco coral y variopinto en esta comedia de tintes sociales y eminentemente humanos, un nuevo homenaje a esa clase trabajadora y responsable sin la que el mundo es incapaz de avanzar pero que tiene la fatal desgracia de sufrir todos los vaivenes a los que le condena la mala gestión económica y política, siempre en manos de parásitos incompetentes sin conciencia ni compasión. Son esos giles del título, término con el que se les denomina en Argentina.
De lo que se trata es de poner una vez más en tela de juicio la conveniencia del capitalismo a ultranza, favorecer el corporativismo y la solidaridad y reivindicar para el pueblo lo que es suyo. La trama se ambiente a principios de siglo, con el corralito como telón de fondo y caldo propiciatoria para la especulación monetaria, causante de la desgracia de unos heroicos perdedores, como han titulado la cinta para su explotación internacional. El producto final podría haber sido más incisivo, con más ironía y mala uva, pero se queda seguramente a propósito en algo más ligero, un mero entretenimiento que ayude a exhibir las miserias de banca y especuladores y muestre un divertido grupo de mujeres y hombres llanos y buenos, dispuestas a ejercer su derecho al menos a una justicia poética que consuele el dolor y la angustia de saberse víctimas de un sistema tan despiadado y cruel con los y las semejantes.
Al carácter amable de la cinta contribuyen naturalmente unos intérpretes en perfecta forma, una estructura narrativa perfectamente articulada, cierto aire country que le da un aspecto general más desenfadado, una exposición de los hechos clara y sencilla y un guion que equilibra perfectamente drama y comedia. El resultado es una cinta que se ve con agrado y se disfruta con resignación.
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