Guion y dirección Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov Fotografía Fejmi Daut y Samir Ljuma Música Foltin Intérpretes Hatidze Muratova, Nazife Muratova, Hussein Sam, Ljutvie Sam Estreno en el Festival de Sundance 28 enero 2019; en Macedonia 29 agosto 2020
Típico ejemplo de perfecto docudrama, es decir un documental sin intervenciones periodísticas, que plantea una situación muy similar a la pura ficción, con presentación, nudo y desenlace y adopta como principales protagonistas a quienes lo son en la vida real, sin disimular que en todo ello hay cierta intervención de guion y realización que da coherencia al conjunto y ayuda a expresar su intención. Aupada en Sundance, donde fue multipremiada, y definitivamente en los Oscar, donde recibió nominaciones al mejor documental y mejor película internacional, no difiere mucho de otros productos llegados del norte de Europa y la frontera asiática, con cinematografías tan fecundas como la turca o la iraní a la cabeza. Pero basta que reciba un reconocimiento especial en algún certamen internacional, y responda a estrategias comerciales claras para convertirse en fenómeno aislado y muy celebrado.
Honeyland no se disfruta tanto durante su visionado como a posteriori, cuando toda su fuerza, mensaje y poesía se adueña de nosotros y el recuerdo cobra una mayor dimensión y explicación en nuestra razón. Así, las vicisitudes de una ingeniosa y experta apicultora, heredera de una ancestral tradición que no necesita de artilugios ni artificios para entenderse con las abejas que han de suministrar la exquisita miel, son narradas con tanta sensibilidad como sentido de la oportunidad, que no del oportunismo. Nos estamos refiriendo al equilibrio medioambiental, con las abejas una vez más como reflejo de este tema en toda su extensión, a la vez que en estos tiempos de aislamiento social plantea un interesante y acertado cuento sobre las relaciones humanas, más tóxicas a menudo de lo que podamos imaginar. La calma de esta mujer fuerte pero físicamente dañada por el tiempo y la falta de esos cuidados narcisistas a los que estamos acostumbrados la mayoría de los mortales, y su tierna relación con una madre enferma y anciana, se ven perjudicadas cuando unos nómadas cargados de niños y vacas se establecen junto a su humilde morada.
Lo que en un principio se convierte en un motivo de excitación para la mujer, que pronto se revela amante de niños y niñas, podría derivar en un ejercicio de competencia desleal y arribismo laboral que perjudique gravemente no ya su tranquilidad y subsistencia sino ese orden social y medioambiental de forma tan certera y metafóricamente retratado. Bajo esta crónica de convivencia y enfrentamiento, sus responsables de realización y planificación ofrecen un trabajo estéticamente muy cuidado, en el que sobresale la delicadeza con la que son tratados los personajes, especialmente esta carismática mujer y su desvalida madre.
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