sábado, 6 de febrero de 2021

HAMILTON Padre de la patria con alma de negro

USA 2020 160 min.
Dirección
Thomas Kail Guion Lin-Manuel Miranda, inspirado en el libro de Ron Chernow Fotografía Declan Quinn Música Lin-Manuel Miranda Coreografía Andy Blankenbuehler Intérpretes Lin-Manuel Miranda, Phillipa Soo, Leslie Odom jr., Daveed Diggs, Christopher Jackson, Renée Elise Goldsberry, Jonathan Groff, Anthony Ramos, Jasmine Cephas Jones, Okieriete Onaodowan, Sidney James Harcourt Estreno en Disney Channel 3 julio 2020

Lo que Disney no consiga, hasta colar como película lo que no es sino la filmación de un espectáculo enteramente teatral, eso sí de forma esmerada y minuciosa y con un considerable trabajo de montaje que le da la agilidad, viveza y energía que uno es capaz de experimentar en la sala del Richard Rodgers donde se grabó en 2016. Quizás esto no sea más que un guiño a ese Broadway que permanece en letargo desde que se expandió la pandemia por todo el planeta, acercándonos a los hogares el que es sin duda su espectáculo más emblemático y revolucionario desde que se estrenó en 2015.

A las riendas de la producción está Thomas Kail, responsable del montaje teatral y creador de la serie de televisión Fosse/Verdon, sobre el matrimonio formado por estas dos grandes leyendas de Broadway. Pero el auténtico artífice y alma de la función es Lin-Manuel Miranda, que con ésta y sus aportaciones a las películas Disney se ha convertido en la personalidad más influyente del famoso barrio del entretenimiento neoyorquino. Él ha transformado la historia de uno de los fundadores de la patria estadounidense en un espectáculo multicultural que reivindica la libertad, la igualdad entre los hombres, las razas y los géneros, y articula un espejo entre las gestas y las miserias de entonces y las de ahora, con la ambición, la corrupción y los escándalos sexuales como temas recurrentes. Imprescindible conocer algo la historia de Alexander Hamilton antes de enfrentarse a esta larga puesta en escena de música continua y fluido constante de palabra, fatigosa en su combinación de rap, hip hop, pop, rock, jazz y musical clásico, con el que Miranda demuestra un talento extremo, tanto como el del resto del elenco, que actúa, canta y baila siguiendo el esquema clásico del teatro griego, coro incluido, a niveles excepcionales durante las dos y media largas horas que dura la función.

Mucho talento y rostro negro, latino y mestizo para dar vida a personajes que fueron blancos, una moda que se ha extendido al cine en títulos como Érase una vez... y la última adaptación de David Copperfield, aunque algunos ya reivindicaran a finales del siglo XVIII el final de la esclavitud y la participación africana en la construcción del país. Su muerte en duelo a manos de su amigo y luego rival político Aaron Burr, propiciado por las convicciones morales y religiosas de Hamilton que le hicieron entonar el famoso Despreciaré mi tiro, da pie a Miranda para convertir en leit motiv a lo largo de toda la función la frase No desperdiciaré mi oportunidad (shot tiene esa doble acepción en inglés). La experiencia puede resultar inmersiva, puede que hasta fatigante, pero no ha lugar a considerarlo cine si no hacemos lo mismo con multitud de prestigiosas producciones operísticas que desde hace tiempo, antes de la pandemia, invaden las salas de cine.

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