Francia 2023 130 min.
Dirección Thomas Cailley Guion Thomas Cailley y Pauline Munier Fotografía David Cailley Música Andrea Laszlo de Simone Intérpretes Romain Duris, Paul Kircher, Adèle Exarchopoulos, Tom Mercier, Billie Blain, Xavier Aubert, Saadia Bentaïeb, Gabriel Caballero Estreno en el Festival de Cannes 17 mayo 2023; en Francia 4 octubre 2023; en España 20 octubre 2023
Tras un efímero estreno en octubre pasado, y sin apenas posibilidad de verla en versión original, los cinco Césars obtenidos de doce nominaciones, lo que la convirtió en principal competidora de la imbatible Anatomía de una caída, nos ha impulsado a rescatar esta interesante película francesa. Alentados quizás por la reciente pandemia, el director Thomas Cailley, que no volvía a dirigir un largometraje desde hace diez años, cuando sorprendió con su ópera prima Les combattants, y su guionista Pauline Munier nos presentan una fábula ambientada en un mundo distópico y un futuro próximo, en el que la humanidad sufre una enfermedad que nos convierte en animales. La intención está clara desde un primer momento, concienciar sobre el respeto a la naturaleza que se debe imponer a toda costa con la idea de preservar el planeta y evitar la hecatombe que poco a poco se nos aproxima. Y nadie mejor para evitarlo que quienes más viven en consonancia, con respeto total y absoluto, con la naturaleza, ese reino animal al que alude el acertado título.
Una proclama por lo tanto a favor tanto de los animales como de la propia naturaleza, su pureza y su verdor, tan brillantemente fotografiada por el hermano del director, David Cailley. La idea sirve además para advertir sobre la progresiva deshumanización de los humanos, su crueldad y su sinrazón, todo ello servido con una estupenda puesta en escena en la que juegan un papel fundamental los excelentes y bien dosificados efectos visuales, premiados en Sitges, que mezclados con un imponente trabajo de maquillaje da como resultado una extraordinaria combinación de realismo y fantasía que sirve muy bien a sus postulados e intenciones. En todo este suculento entramado juega un papel fundamental el trabajo del joven Paul Kircher, que con apenas tres títulos a sus espaldas, compone un personaje intenso y multidimensional en el que resulta fácil distinguir su sufrimiento existencial y físico, mientras el veterano Romain Duris propone un padre preocupado y coherente con una interpretación igualmente sobresaliente.
Hay sin embargo un par de puntos flacos en la película. Por un lado un metraje demasiado largo sin necesidad, prolongando situaciones que estacan su desarrollo narrativo, así como una inexplicable falta de coherencia en las reacciones que el entorno tiene frente a los extraños comportamientos del joven protagonista. Por todo lo demás, merece recomendar esta película moderadamente entretenida, considerablemente poética y absolutamente necesaria en todo ese movimiento destinado a frenar nuestra falta de responsabilidad y esa estulticia absoluta que exhibimos frente a una apocalipsis sobradamente anunciado.
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