sábado, 3 de febrero de 2024

ZARZUELA EN SEVILLA: VIVIR APASIONADAMENTE

Antología de la Zarzuela en Sevilla. Compañía Sevillana de Zarzuela. Elena Martínez Delgado, dirección musical. Marta García-Morales, dirección escénica. Javier Sánchez-Rivas, locución y presentación. Paula Ramírez, Andrés Merino, Aurora Galán, Marta García Morales, Javier Sánchez-Rivas, Carmen Jiménez, solistas. Cuerpo de baile de José Montes. Programa: Coros, escenas e interludios de La verbena de la paloma, El baile de Luis Alonso, La revoltosa, Bohemios, El barbero de Sevilla, La Corte de Faraón, La generala, Agua, azucarillos y aguardiente, Gigantes y cabezudos y otras zarzuelas. Cartuja Center, viernes 2 de febrero de 2024


La Compañía Sevillana de Zarzuela celebró anoche sus primeros quince años de la que se augura una larga y fructífera vida. De momento, su presidente, el incombustible y vitalista Javier Sánchez-Rivas, ha conseguido con muchísimo esfuerzo y dedicación, y todo el cariño del mundo, todos los objetivos que se ha ido proponiendo a lo largo de estos primeros años de andadura. Le ha ayudado sobremanera un equipo igualmente entusiasta y generoso, desde sus albores, cuando él, Marta García-Morales y Jesús de Sancha Navarro, miembros entonces del Coro de la Universidad de Sevilla, tuvieron la feliz idea de recuperar un género que antaño tuvo mucho comedimiento en nuestra ciudad y que últimamente andaba muy adormecido. El resultado ha sido ahora completamente visible, con el espectáculo lleno de magia y amor que rubricó esta primera etapa de vida con todo el lujo que merecía, y que llenó las mil trescientas butacas del Cartuja Center, espacio que esta temporada acoge los espectáculos concebidos para el Lope de Vega, a la espera de su pronta rehabilitación.


La dramaturgia del espectáculo quedó perfecta y sencillamente plasmada a través de un recorrido sentimental del propio Sánchez-Rivas, ataviado de gala para una ocasión que tanto lo merecía, en el que hizo una semblanza de los episodios más sobresalientes de esta difícil y ardua andadura, además de contar alegres y desenfadadas anécdotas en las que tuvo una importante participación el tenor cómico Alejandro Rull, que tanto ha hecho desde sus inicios por definir el perfil estético y musical de la compañía, y que en esta ocasión intervino vía video conferencia por encontrarse en Madrid participando en el nuevo montaje de El fantasma de la ópera. Entre locución y locución tuvimos el enorme placer de disfrutar con escenas, coros, bailes e interludios musicales de celebradas zarzuelas, todas extraídas del nutrido repertorio que la compañía ha puesto en escena estos quince años. La escenografía consistió en unos primeros decorados de La rosa del azafrán que la compañía atesora primorosamente junto a los muchos que han recuperado y rehabilitado del patrimonio de José Tamayo, con los que cumplen su objetivo de abordar el género con criterios historicistas. Tras este sencillo decorado, tuvimos el placer de repasar proyectadas un sinfín de instantáneas que ilustraban sobre los diferentes montajes acometidos por la compañía, y algunas otras de carácter sentimental, testigos de la buena sintonía y el carácter familiar que define al equipo.

Veinticinco han sido los títulos que han puesto en escena en estos quince años, todo un reto considerando que la mayoría de sus integrantes se dedican a otras profesiones con las que se ganan la vida y que exigen tanta dedicación como la que profesan a este hermoso proyecto. Una gran familia unida por el cariño al género, a la profesión y a ellos mismos, sólo así se consiguen resultados tan estimulantes, logrando que lo añejo resulte moderno, nada rancio, todo un milagro considerando que jamás desvirtúan lo que ponen en escena. Demostración de que no hace falta traicionar el espíritu original, como hacen tantos directores en la ópera, para lograr un producto fresco y contemporáneo. Quizás el secreto de su éxito sea todo ese entusiasmo y cariño que cada uno y una de los componentes de la compañía depositan en el proyecto, con un Club de Amigas y Amigos de Don Hilarión fiel y comprometido.


Con Elena Martínez llevando la batuta a extremos inimaginables en una formación de este tamaño y humildad, favorecida por la espléndida acústica amplificada por medios naturales del Cartuja Center, en un foso profundísimo y lejos del encorsetamiento que sufre en espacios más reducidos, la orquesta sonó atinada en todo momento, atenta a cada detalle y matiz, a unas muy calculadas dinámicas y una coordinación perfecta con las voces. Ella es uno de los grandes valores muy a tener en cuenta en esta formación, junto al trabajo espléndido de Marta García-Morales en el aspecto teatral, con movimientos escénicos de gran calado y muy buen gusto, con los que los números corales brillaron de manera extraordinaria, y momentos tan sublimes como el Coro de Bohemios con el paisaje parisino en blanco y negro, Torre Eiffel incluida y abundante nieve cayendo, proyectado tras ellos y ellas, vestidas con espléndidos ropajes de época. Un vestuario continuamente mudado y siempre en perfecto estilo, algunas veces inteligentemente combinado para agilizar el cambio y no romper el ritmo perfectamente controlado del espectáculo.

Y con todo este preciso andamiaje, brillaron los bailes folclóricos, de los aires flamencos a las jotas aragonesas, del cuerpo de baile de José Montes, los coros rutilantes y apasionados, siempre desde una estética poderosa y elegante, y los magníficos solos de los solistas intervinientes, fieles integrantes todos y todas de esta compañía que más parece una gran familia, que ha sobrevivido todos estos años a un proceso de asentamiento difícil y lleno de obstáculos, con el esfuerzo y el ahínco necesarios para no desfallecer, como bandera y leit motiv. La voz poderosa y perfectamente entonada del galán Andrés Merino, brilló junto a los impresionantes agudos de Paula Ramírez, especialmente lucida en Me llaman la primorosa de El barbero de Sevilla, que encaró con amplio sentido de la coloratura y agilidades dificilísimas. Ay ba, de una Corte de Faraón trasladada al mismo cabaret de la belle époque que antes sirvió para arropar la Canción del arlequín de La generala, hizo también las delicias del público, así como las Coplas de Hilarión (Una morena y una rubia) de La verbena de la paloma, que Sánchez-Rivas entonó con voz muy bien proyectada y muy en estilo, con mucha gracia. Igualmente merece destacarse el canto potente y bien timbrado de Carmen Jiménez, Aurora Galán y la propia Marta García Morales.


Sólo echamos en falta un programa de mano que desgranara con detalle la participación de cada solista, alguno de los cuales no fuimos capaces de identificar, y a la vez como imprescindible souvenir de una ocasión tan feliz y celebrada como ésta. De momento, su ansiada cátedra de Zarzuela en la Universidad de Sevilla está a las puertas de convertirse en realidad. Cuenta ya con el apoyo decisivo de las principales instituciones, y si siguen así conseguirán que Sevilla se convierta definitivamente en Capital Mundial de la Zarzuela, ahora que ésta ha logrado que el Ministerio de Cultura le haya nombrado patrimonio inmaterial cultural de España. Así que, con estos deberes tan bien hechos y con tanta pasión y cariño por la vida, ¡a por muchos años más!

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