jueves, 13 de noviembre de 2025

CARMEN DE LUBITSCH Y SCHWENCKE, RECURRENTE Y RUTINARIA

Alemania 1918 100 min.
Dirección
Ernst Lubitsch Guion Hanns Kräly, Grete Diercks y Norbert Falk, según la novela de Prosper Mérimée Fotografía Alfred Hansen Intérpretes Pola Negri, Harry Liedtke, Leopold van Ledebeer, Grete Diercks, Paul Biensfeldt Música Tobias Schwencke Interpretada por Nacho de Paz y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Teatro de la Maestranza, miércoles 12 de noviembre 2025


La restauración apadrinada por el Canal Arte de este clásico del cine mudo alemán, realizado por un Ernst Lubitsch que aún buscaba su propia voz y desde luego todavía no había alcanzado ese toque suyo tan característico, le ha devuelto sin embargo cierto encanto que lo aleja de la tenue consideración que ha tenido a lo largo de este más de siglo cumplido. Con casi treinta minutos recuperados de su metraje, entre descartes y fotogramas que se creían perdidos, y una rehabilitación de su policromía original, la cinta ha ganado en fluidez narrativa y ritmo, mientras su factura técnica se revela excelente para la época, al margen de los clichés recurrentes con los que se describe un lugar y un ambiente al que hemos de identificar con Sevilla, aunque más bien parezca una aldea de los Alpes disfrazada para la ocasión con algunos motivos exóticos en forma de arcos de herradura y otras delicias.

En esta ocasión el mayor atractivo de la empresa consistía en disfrutarla con la música que para su recuperación compuso hace apenas cuatro años Tobias Schwencke. De la película y de su música ya nos encargamos en el artículo que se publicó en El Correo de Andalucía el pasado domingo día 9 de noviembre. Decepcionante nos parece el camino rutinario y recurrente por el que ha optado el compositor alemán para la ocasión. Echando mano fundamentalmente de la partitura de Bizet, algo que si ya hizo en el momento de su estreno Cecil B. de Mille con su particular versión de la novela de Mérimée tres años antes, no tiuvieron necesidad de repetir otras versiones posteriores, entre las que se encuentran por ejemplo la protagonizada por Rita Hayworth o la dirigida por Vicente Aranda.

Así las cosas, Schwencke utiliza en modo pastiche todos los motivos musicales de la ópera, sometiéndolos a ligeras variaciones y algunas distorsiones, e incluso introduciendo otros compositores, como Chaikovski y su Patética. Lo más interesante de la partitura reside en sus fragmentos originales, especialmente los que le imprimen un carácter veladamente contemporáneo, como la secuencia del ataque a la diligencia y el posterior escarnio al oficial que viaja en ella. Algún sonido electrónico añadido, como unas inexplicables pisadas en la tierra, completan la perezosa partitura que Nacho Paz y la Sinfónica recrearon con precisión, sentido del ritmo, perfecta sincronización y un sonido brillante y envolvente.

El público, una vez más, fue incapaz de comprender la singularidad del espectáculo. Vino a ver la película más que a disfrutar de su música interpretada en directo por una orquesta sinfónica, que es lo que le da categoría. De esta forma, malogró con toses, comentarios y otros desagradables ruidos, la delicada introducción a golpe de sutiles piano y celesta, ilustrando las explicaciones técnicas de cabecera y la imagen de un joven Lubitsch tras la mesa de su despacho con la que arranca la película justo antes de los títulos de crédito. Peor aún, nada más aparecer el rótulo Ende, rompió a aplaudir sin dejar que la música se desvaneciera poco a poco, sin dejarla respirar, y sin dejarnos a los demás escucharla hasta el final. Toda una falta de respeto y delicadeza que, sin embargo, el muy competente Nacho de Paz y el compositor, presente en la sala, debieron pasar por alto para saludar con educación y amabilidad.

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