USA 2019 99 min.
Dirección Brian Kirk Guion Matthew Carnahan y Adam Mervis Fotografía Paul Cameron Música Henry Jackman y Alex Belcher Intérpretes Chadwick Boseman, Sienna Miller, Stephan James, J.K. Simmons, Taylor Kitsch, Keith David, Alexander Siddig, Louis Cancelmi, Victoria Cartagena Estreno en Estados Unidos 22 noviembre 2019; en España 21 febrero 2020
Hay pocos productos en la actualidad que se puedan considerar mero entretenimiento inocuo e inofensivo. Algunos como éste se disfrazan como si lo fuera, pero esconden más de un apunte que unas veces se traduce en denuncia y otras en mensaje reaccionario. Curtido en series de televisión de éxito como Juego de tronos, Boardwalk Empire, Dexter, Los Tudor o Penny Dreadful, Brian Kirk construye un eficiente thriller de atraco, narcotráfico y persecución, que no decae en ritmo ni tensión, pero esconde en su interior mensajes que podríamos tildar de fascistas, desde su protagonista, un duro e implacable policía marcado por una tragedia familiar, que actúa muchas veces al margen de la justicia, aplicándola a voluntad según su siempre certero criterio, sin esperar que actúen los mecanismos instituidos por un sistema presuntamente democrático para hacerse cargo del crimen y la corrupción, hasta el uso indiscriminado e injustificado de armas en un país que está eternamente luchando por la ética de su práctica.
Pero también apunta denuncias sociales, en este caso respecto al colectivo de las fuerzas de protección y orden. Estamos viendo cómo las crisis económicas se ceban con los estratos más útiles de la sociedad, desde personal sanitario al de educación, y ahora sufrimos el disparate de la gente trabajadora del campo, obligada a protestar por una situación insostenible y a todas luces surrealista, mientras soportamos cómo tanto inútil amasa fortunas sin ofrecer nada o muy poco a la sociedad y el planeta. Algo así se denuncia también en este film en relación al cuerpo de policía de Nueva York, aunque en esta ocasión para responder a lo injustificable. En el libreto de esta aventura policial nocturna abundan los tipos duros, los traumas del pasado, las mujeres torpes y la testosterona, pero entretiene e interesa, lo que ya le hace merecer la pena. La empresa funciona a nivel de montaje, su omnipresente banda sonora, que ayuda a menudo a generar la dosis de tensión perfecta, y sus protagonistas se lo toman muy en serio, especialmente Chadwick Boseman, a quien conocimos interpretando a James Brown en I Feel Good y a Black Panther en Los vengadores, y Stephan James, que fue Jesse Owens en El héroe de Berlín y el romántico protagonista de El blues de Beale Street.
Ellos imprimen carácter y humanidad a esta persecución en una presunta ratonera, y es que es una lástima que por el camino se desaproveche el punto de partida, ese Manhattan sin salida o esos 21 puentes del título original cerrados para cercar a los criminales, que no encuentra en el guion juego alguno que añada al conjunto más angustia y espectacularidad. Interesa sin embargo, por contrapartida, otro de sus curiosos apuntes, ese periodismo que asume todo lo que se le comunica a nivel oficial, aquí en off a través de la televisión, sin hacer preguntas ni investigar detalles, algo así como lo que está ocurriendo con ese histerismo a escala global que se ha desatado con el nuevo virus llegado de oriente.
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