miércoles, 2 de agosto de 2023

LAS CANCIONES SIN PALABRAS DE TÓTEM ENSEMBLE

XXIV Noches en los Jardines del Alcázar. Tótem Ensemble: Vladimir Dmitrenco y Luis Miguel Díaz, violines; Jerome Ireland, viola; Nonna Natvlishvili, violonchelo; Francisco Lobo, contrabajo. Programa: Canciones de Coldplay, Deep Purple, Sting, The Beatles, Joan Manuel Serrat, Pink Floyd, Queen y Abba. Martes 1 de agosto de 2023


Un año más, el icónico grupo Tótem Ensemble, integrado por cuatro maestros y una maestra de la Sinfónica, aprovecha el verano para encajar uno de sus temáticos programas en el ciclo de conciertos que Actidea organiza desde hace casi un cuarto de siglo en el Jardín del Cenador de la Alcoba de los Reales Alcázares. Y lo hace esta vez acompañándose de un nutrido repertorio de canciones del pop y el rock europeo. Recuerdo en la época en que más música comercial escuchaba, los ochenta del siglo pasado, que aparte de la eclosión de grupos y solistas españoles que tanto proliferaron en aquel momento, lo que más sonaba en la radio, los locales de moda y mi propio tocadiscos, era música británica, incluso más que la norteamericana. Y eso fue precisamente lo que abundó en esta exhibición del conjunto sevillano, con la única excepción de Abba y Serrat por aquello de incluir un tema español, en este caso escogido por ser el más reconocido por el público de cuantos se enmarcan en el pop patrio.

Mientras restaurantes y salas de espera se ambientan desde hace un buen puñado de años con covers de canciones de éxito, otra costumbre muy arraigada en los últimos tiempos es adaptar estos temas a la gramática clásica, a menudo con un índice de creatividad alto que no siempre se corresponde con aciertos. Lo que Tótem Ensemble hace con sus repertorios, ya sean clásicos, populares, de música de cine o de cualquier otra índole, se encuentra a medio camino del cover y esa creatividad aludida, aunque más cerca de lo primero. Sus meritorias adaptaciones se limitan sin embargo a sustituir voces e instrumentación original por los timbres y recursos de la cuerda clásica, abreviando en la mayoría de los casos la duración de los temas, seguramente con el fin de encajar el máximo número de ellos en el constreñido horario que impone el patronato. El resultado, como en otras muchas ocasiones, fue ampliamente aplaudido por un público que agradece estas propuestas livianas y distendidas, ideales para disfrutar del frescor que no decepcionó esta pasada noche.

Nada mejor que empezar con un grito de guerra, Viva la vida de Coldplay, el más actual de cuantos temas escogieron, y que aprovecharon para hacer relucir sus instrumentos y recursos expresivos, con abundancia de arpegios y ataques en staccato. La fuerza y la energía con la que abordaron la pieza se convirtió en recurrente a lo largo de todo el concierto, con el siempre locuaz y ocurrente Vladimir Dmitrenco protagonizando la voz principal, sólo ocasionalmente alternada con la del también violinista Luis Miguel Díaz, de sonido más suave y aterciopelado que el crispado y puntualmente áspero del músico moldavo, a quien a buen seguro debemos la planificación general del programa. Muy breves fueron dos de las únicas concesiones al más puro romanticismo, el Every Breath You Take de The Police, y el ya aludido Serrat con su siempre emotivo Mediterráneo, que el conjunto defendió como el resto, con ahínco y respeto absoluto a la estructura y estética de los originales.

The Beatles y Queen ocuparon gran parte del concierto, con tres piezas de cada uno, desde el mítico Yesterday a una muy atinada y perfeccionista recreación también abreviada de la Rapsodia Bohemia, quizás la más idiomática por su propia condición y génesis, pasando por el rabioso Come Together o el alegre Don’t Stop Me Now. Paradas también en Deep Purple y su legendario Smoke on the Water y el Money de Pink Floyd, que Dmitrenco acompañó con sorprendentes disonancias imitando la caja registradora. Nonna Natvlishvili y Paco Lobo administraron con acierto el ritmo y el cuerpo de cada tema, mientras Jerome Ireland acompañó a la viola como siempre hace, desde la pulcritud y el perfeccionismo. Un trío de éxitos de Abba (Waterloo, Mamma Mia y S.O.S.) y una abigarrada y furiosa tormenta de verano de Las cuatro estaciones de Vivaldi como propina, pusieron el broche final a una cita muy apreciada por el público asistente.

Foto: Actidea
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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