Dirección Pablo Larraín Guion Guillermo Calderón y Pablo Larraín Fotografía Edward Lachman Intérpretes Jaime Vadell, Paula Luchsinger, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro, Stella Gonet, Antonia Zegers, Amparo Noguera, Marcial Tagle, Diego Muñoz, Catalina Guerra Estreno en el Festival de Venecia 31 agosto 2023; en Netflix 15 septiembre 2023
Un poderoso prólogo en el que el heredero de una dinastía de vampiros asiste a algunos de los episodios más descarnados de la historia europea de los últimos doscientos cincuenta años, hasta enfrentarse a la Revolución Francesa y jurar venganza contra la ideología política de izquierdas por la muerte de María Antonieta, precede con la sospechosa voz de una narradora en inglés, esta sátira feroz, ácida y caricaturesca de uno de los más sádicos personajes de la historia reciente de la humanidad, Pinochet. Larraín, que con éste completa póker de radiografías de personajes trascendentales, tras Pablo Neruda, Jackie Onassis y Diana Spencer, convierte al depredador en vampiro, mortificado tras su ficticia muerte más por ser considerado por el pueblo como un ladrón y corrupto que por haber aniquilado a miles de personas durante su represivo mandato de más de veinte años.
Imposible no pensar en nuestro propio monstruo, ese Franco con el que ni el cine ni la justicia acaba de atreverse por completo, y que tanto atraso, miseria y dolor trajo a nuestros congéneres. Monstruos que se reproducen inevitablemente, con Trump amenazando lo que conocemos como democracia a partir de unas inexplicables urnas, o Putin erigiéndose en Mesías de su pueblo aunque para ello tenga que masacrar al vecino. Pinochet fue un monstruo y así lo retrata Larraín en esta película rodada en blanco y negro para ahorrarnos tanta sangre y vísceras, con cuerpos mutilados y corazones devorados. Pero también para homenajear al cine expresionista alemán del que luego surgieron los más famosos monstruos del cine, los de la Universal, así como para reproducir ese delirio religioso que conformaba el cine de Dreyer, con una monja exorcista caracterizada a imagen y semejanza de su Juana de Arco. Todos son referentes fáciles de reconocer en una cinta compleja y llena de ironía, todo lo que supone convertir la peripecia de un depravado asesino en una sátira en el que su familia aparece como un nido de rapiñas con escaso seso y ningún sentido de la realidad.
Toda la maldad posible concentrada en el siniestro personaje y los no menos horribles de su esposa y su sirviente, con sorpresa final que deja bien claro que también las democracias generan monstruos insalvables capaces de arrastrarnos con su codicia y su maldad a los abismos más profundos e insondables. Obra por lo tanto tan original como enriquecedora, gracias también a un impecable guion, tan terrible como divertido, y unas inmejorables interpretaciones. En su banda sonora una muy oportuna e interesante selección de clásicos de Strauss (un arreglo muy particular de la Marcha Radetzky), Purcell, Britten, Ligeti, Fauré, Vivaldi o Shostakovich, interpretados para la ocasión por el Ensemble Serio Ludere, y Verdi y Caplet por el Coro Femenino Deo Gracias, expresamente para la película. Nunca el cine de terror se había fijado en un personaje tan monstruoso.
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