Dirección Ira Sachs Guion Ira Sachs y Mauricio Zacharias Fotografía Josée Deshaies Intérpretes Franz Rogowski, Ben Whishaw, Adèle Exarchopoulos, Erwan Kepoa Falé, Caroline Chaniolleau, Arcadi Radeff, Léa Boublil, William Nadylam Estreno en el Festival de Sundance 23 enero 2023; en Francia 28 junio 2023; en España 1 septiembre 2023
Seguimos la carrera del director estadounidense Ira Sachs con interés, a pesar de que no siempre ha logrado convencernos. Lo hizo con su anterior propuesta y primera incursión en el cine galo, aquella Frankie a mayor gloria de Isabelle Huppert que estrenó en plena pandemia. Y lo consiguió también con esa tierna semblanza de la infancia que tejió en Little Men, aquí torpemente bautizada como Verano en Brooklyn. También su mirada a las dificultades económicas de una pareja madura homosexual en El amor es extraño logró conmovernos. Pero ni Keep the Lights On ni ahora este ensayo sobre las dificultades de una pareja unilateralmente abierta consiguen rayar nuestra inquietud.
Con un estilismo imposible y un defecto en el fraseo considerablemente fastidioso, Franz Rogowski, a quien vimos en el drama homosexual carcelario Gran libertad, es el caprichoso protagonista del film, artista por supuesto, como muy bien queda reflejado en su minucioso trabajo como director de cine nada más arrancar la película. Su concepto de la libertad sexual suprema y el control de su propia personalidad le lleva a manipular los sentimientos de quienes le rodean, su esposo y la joven de quien se enamora. Asistimos pues a un ritual de destrucción y autodestrucción salpicada de supuestas atrevidas escenas eróticas que pretenden subir la temperatura de un espectáculo que en realidad se nos antoja caduco casi desde su premisa, por mucho que pretenda reflejar la actual tendencia al poliamor y las relaciones abiertas que parece imponerse en ciertas esferas de la estructura social más contemporánea.
No falta por lo tanto interés en este sentido, aunque un tratamiento más práctico e incluso escolástico no le habría venido mal a una cinta cuyo principal objetivo debería haber sido denunciar las carencias en la educación sexual que todavía sufrimos gran parte de la sociedad moderna, y que nos lleva a un sufrimiento irremediable y seguramente inútil. Poco de esto hay en una cinta que prefiere anclarse en los clichés habituales de formas de vida atractivas, en ciudades cosmopolitas, con profesiones creativas y cierto atractivo físico y decididamente masculino, con apenas unos tics de amaneramiento para disimular, que tanto estandariza al colectivo homosexual aquí, allí y en todas partes.
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