sábado, 18 de octubre de 2025

UN BORBÓN EN LA CORTE DE LOS HANNOVER

Concierto de apertura del curso académico de la Universidad de Sevilla. Orquesta Barroca de Sevilla. Martyna Pastuszka, violín y dirección. Programa: Concerti grossi nos. 5 en re menor, 6 en Re mayor y 1 en La mayor, de Charles Avison; Sonata para violín no. 6 en re menor, de Francisco Manalt; Sonata para violín en Re mayor, de Francesco Corselli. Espacio Turina, viernes 17 de octubre de 2025


La Universidad de Sevilla volvió a confiar en la Barroca para celebrar su ya tradicional concierto de apertura del curso académico. Un honor que se ha alternado con la Real Orquesta Sinfónica y, últimamente, la Conjunta, pero que sigue ofreciéndose sin boato alguno, como si se tratara simplemente de un concierto más, restándole toda posible importancia a lo que debiera ser algún tipo de acontecimiento. En este caso, además, se trató del primer concierto de temporada, que esta vez se centrará en la música que debió sonar en las cortes europeas en los siglos XVII y XVIII.

El concierto de ayer se pudo disfrutar en la Capilla del Palacio Real el día antes, otorgándole así el significado que esta temporada quiere dar a su propuesta. Desolador fue, una vez más, comprobar que en este concierto de apertura del curso universitario muchas fueron las localidades no cubiertas, a buen seguro de autoridades y personalidades académicas que no sólo despreciaron la invitación, sino que no tuvieron el detalle de trasladarlo a la organización para que dispusiera de las entradas entre quienes sin duda se quedaron con las ganas de asistir al evento, pues ya es raro que la Barroca no consiga lleno absoluto.


Para la ocasión se contó de nuevo con la participación como directora y concertino de la prestigiosa violinista polaca Martyna Pastuszka, que ya actuó junto a la Barroca en abril de 2024, y poco antes acompañó a Max Emmanuel Cencic con su {öh!} Orkiestra. Esta vez, además, inauguró su puesto como artista en residencia de esta temporada. En los atriles, una serie de obras que pudieron sonar en la corte de Felipe V, primer Borbón que reinó en España. Scarlatti, Manalt y Corselli fueron los elegidos, pero el hecho de que el primero lo fuera de forma indirecta, a través de los conciertos que Charles Avison compuso a partir de sonatas para clave del compositor italiano, nos ha permitido hacer este juego entre dinastías en el título.

Avison no sonó en la corte de Felipe V, pero sin duda sí lo hicieron las obras de Scarlatti en las que se basaron sus concerti grossi. La música del inglés estuvo más orientada a espacios de mayor calado popular, fundamentalmente salas de concierto. En aquella Inglaterra de la época reinaba Jorge II de la Casa Hannover. Su música contiene una riqueza melódica extraordinaria, heredera de los modelos de Scarlatti en los que se basó, pero acuña además una serie de excelentes ornamentaciones y ricas orquestaciones que la hacen especialmente atractiva y singular, tal como pudimos apreciar en las esmeradas interpretaciones del conjunto.


Y eso que la exhibición no empezó bien del todo, con cierta languidez haciéndose dueña del Concerto grosso nº 1, con Pastuszka evidenciando algún que otro problema de afinación y un sonido estridente poco o nada agradable. Y así continuó la estética durante la Sonata nº 6 de Francisco Manalt que la violinista interpretó junto a Mercedes Ruiz y Alejandro Casal. Pero un interludio de ajuste y afinación logró sacarnos del entuerto, y a partir de la tercera obra, el Concerto grosso nº 6 de Avison, la cosa fue mucho mejor.

Una facilidad extrema para frasear con amplio sentido del vértigo, tanto en la concertino como en sus acompañantes, una exhibición rotunda de buen gusto en las ornamentaciones, y una sensibilísima expresividad, se convirtieron en señas de identidad de este nueva muestra de la versatilidad y el talento de nuestros y nuestras músicos. Momentos para el asombro y la admiración, los encontramos en el vivo final de la sonata de Francesco Corselli y el allegro con el que culmina el Concierto grosso nº 1 de Avison, así como la calidez con la que Pastuszka y el conjunto abordaron el adagio del nº 6 y el largo introductorio del final de la sonata de Corselli.

Fotos: Luis Ollero

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