Guión y dirección Antonio Chavarrías Fotografía Guillermo Granillo Música Arnau Bataller Intérpretes Alfonso Herrera, Hannah Murray, Julian Sands, Elvira Mínguez, Henry Goodman, Frances Barber, Gustavo Sánchez Parra, Emilio Echevarría, Javier Godino, Luis Rosales, Alejandro Calva, Alexander Holtmann Estreno 2 septiembre 2016
La enigmática y en cierto modo fascinante figura de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, ha dado lugar a dos estimables películas, El asesinato de Trotsky, que dirigió Joseph Losey en 1972, con Richard Burton, Alain Delon y Romy Schneider en el reparto, y el documental que José Luis López Linares y Javier Rioyo dirigieron en 1996, Asaltar los cielos. Ahora se les suma esta producción de Antonio Chavarrías, en activo aunque de manera intermitente desde 1989, y con una filmografía a sus espaldas nada o poco desdeñable aunque no goce del éxito popular, con títulos como Una sombra en el jardín, Susanna, Las vidas de Celia o la última, Dictado, una irregular incursión en el cine de terror. El elegido es sin duda su trabajo más ambicioso, rodada con vocación internacional y hechuras de cine espectáculo. No le faltan méritos a una cinta que disimula con ingenio y talento sus limitaciones presupuestarias para ofrecerse como espectáculo suntuoso y elegante, rodado en varios idiomas y con un reparto internacional y varias localizaciones, aunque no siempre sean las que representan. El elegido es una competente lección de historia, convenientemente novelada para resultar más amena, y con variaciones en los acontecimientos que no desvirtúan la realidad y simplemente tratan de hacerla más entretenida. Mérito tiene también lograr que el fanatismo del protagonista y especialmente de su madre, Caridad, interpretada con maestría por Elvira Mínguez, resulte convincente a pesar de haber sacrificado el relato de los antecedentes familiares que les llevaron a militar en el partido comunista y enrolarse en la tan temida NKVD de Stalin, promotora del asesinato de quien consideraban traidor a la revolución. La cinta además toma partido y presenta no sin cierta melancolía al disidente del cruel y ambicioso Stalin como oportunidad perdida de haber llevado a buen puerto los utópicos principios que inspiraron la Revolución y con ella la necesidad de un mundo mejor y más justo. Personajes históricos presentados con respeto, una excelente planificación dramática y la ya mencionada esmerada puesta en escena, se combinan con unas ajustadas interpretaciones para lograr un film si no apasionante al menos muy estimulante, destacando el joven Alfonso Herrera, cuyo perfecto inglés le ha abierto ya las puertas de América, donde ha estrenado junto a Miguel Ángel Silvestre la serie de contenido homosexual Sense8.
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