miércoles, 28 de octubre de 2020

IBERIAN & KLAVIER PIANO DUO SE ESMERAN CON BEETHOVEN

Integral de las sinfonías de Beethoven para piano a cuatro manos. Iberian & Klavier Piano Duo: Laura Sierra y Manuel Tévar. Programa: Sinfonías nº 2 en re mayor op. 36 y nº 5 en do menor op. 67 de Beethoven según arreglo de Hugo Ulrich. Teatro Cajasol, martes 27 de octubre de 2020

Generalmente toda pieza musical empieza a tomar forma en el piano, donde el compositor, bien como autodidacta o como experto intérprete, esboza las líneas fundamentales de lo que habrá de ser su creación. Melodía, armonía, dinámicas y contrastes van sucediéndose en este boceto hasta que, en el caso de las obras orquestales, entra el trabajo de orquestación que da forma definitiva a la obra. Liszt devolvió la totalidad de las sinfonías de Beethoven a su boceto original, claro está enriquecidas desde el momento en que partió de la composición definitiva, ya con todos sus resortes y matices debidamente solucionados. Hugo Ulrich fue más allá, adaptando todas y cada una de las sinfonías de Beethoven a cuatro manos, como hizo también con Mozart y Haydn, con resultados sobresalientes aunque su integral haya recibido menos atención que la prodigiosa intervención de Liszt. Este compositor y pianista alemán, que nació justamente el año en que falleció el genio de Bonn, fue muy valorado en su momento pero olvidado para la posteridad. A pesar de haber escrito óperas y sinfonías entre muchas otras obras, hoy es prácticamente su integral beethoveniana lo que le coloca en el mapa de la música clásica.

Para hacerse notar un intérprete debe demostrar aptitudes excepcionales sobre el instrumento o bien acometer repertorios poco transitados. Laura Sierra y Manuel Tévar llevan algún tiempo recreando los arreglos de Ulrich y lo hacen con sobrada competencia, no como quienes simplemente cumplen expediente, sino sometiéndolos al estudio y análisis pormenorizado de su ánimo e intencionalidad, ahondando en expresividad y acertando en modos y tiempos. Así abordaron la primera y tercera sinfonías en su primera comparecencia, y han vuelto a hacerlo ahora con la que quizás sea la menos conocida del ciclo, si es que en casos como éste se puede tildar a alguna así, y la más popular, con permiso de la novena. Segunda y quinta sinfonías esbozadas al piano sin apenas perder un ápice de su intención y expresividad, gracias al buen trabajo de transcripción de Ulrich y la esmerada interpretación de Iberian & Klavier Piano Duo. Así celebra Juventudes Musicales de Sevilla el doscientos cincuenta aniversario de Beethoven en este desdichado año en que un virus le ha quitado protagonismo.

De la menos a la más popular

Que la Sinfonía nº 2 viera la luz en plena depresión de Beethoven y cuando su sordera avanzaba a pasos agigantados, no fue óbice para que la partitura destilara optimismo y buen ánimo. Pero esto es quizás más evidente en el scherzo y el finale, mientras conviene destacar en el movimiento inicial su tono solemne y conquistador, con empuje y decisión, como así lo entendieron los intérpretes. Con Sierra en la mitad aguda del teclado y Tévar haciéndose cargo de la grave, el protagonismo generalmente recayó en ella, mientras él daba forma a sus muy concentrados acompañamientos y añadía cuerpo al conjunto, con pocas ocasiones para invertir roles. Con algún roce y desliz sin importancia sonó el hermoso larghetto, al que supieron imbuir de nostalgia y candidez, mientras el breve scherzo sonó con desenfado hasta que ya en el allegro molto final los intérpretes dieron rienda suelta a su fogosidad, vivas réplicas y notas picadas. Una conclusión vigorosa, llena de escalas rápidas y jubilosa energía.

Mucho más popular la quinta, Sierra y Tévar hicieron gala de un intenso dinamismo y una enorme flexibilidad en esta joya de la música que atacaron con rabia y desazón, potenciando su brillo pero también su vulnerabilidad, sin desfallecer en ningún momento y resolviendo con ejemplaridad momentos como la fantasmal transición del scherzo al allegro final. Ambas sinfonías fueron interpretadas con tiempos rápidos, casi sin llegar a la media hora cada una, quizás con la intención de facilitar el cumplimiento del toque de queda. De modo que aún hubo tiempo para unas generosas y sentidas palabras de agradecimiento ante un público que casi llenó el aforo permitido, y una hermosa propina, el Sheep may safely graze o Schafe können sicher weiden (Las ovejas pueden pastar con seguridad) de la cantata Was mir behagt de Bach, cuyo aspecto de balada atemporal ha dado pie incluso a adaptaciones al pop. La próxima cita, el martes 24 de noviembre, nos traerá las sinfonías nº 4 y la Pastoral.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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