Integral de las sinfonías de Beethoven para piano a cuatro manos. Iberian & Klavier Piano Duo: Laura Sierra y Manuel Tévar. Programa: Sinfonías nº 2 en re mayor op. 36 y nº 5 en do menor op. 67 de Beethoven según arreglo de Hugo Ulrich. Teatro Cajasol, martes 27 de octubre de 2020
Para hacerse notar un intérprete
debe demostrar aptitudes excepcionales sobre el instrumento o bien acometer
repertorios poco transitados. Laura
Sierra y Manuel Tévar llevan algún tiempo recreando los arreglos de Ulrich
y lo hacen con sobrada competencia, no como quienes simplemente cumplen expediente,
sino sometiéndolos al estudio y análisis pormenorizado de su ánimo e
intencionalidad, ahondando en
expresividad y acertando en modos y tiempos. Así abordaron la primera y
tercera sinfonías en su primera comparecencia, y han vuelto a hacerlo ahora con
la que quizás sea la menos conocida del ciclo, si es que en casos como éste se
puede tildar a alguna así, y la más popular, con permiso de la novena. Segunda y quinta sinfonías esbozadas al
piano sin apenas perder un ápice de su intención y expresividad, gracias al
buen trabajo de transcripción de Ulrich y la esmerada interpretación de Iberian & Klavier Piano Duo. Así
celebra Juventudes Musicales de
Sevilla el doscientos cincuenta aniversario de Beethoven en este
desdichado año en que un virus le ha quitado protagonismo.
De la menos a la más popular
Que la Sinfonía nº 2 viera la luz en plena depresión de Beethoven y cuando su sordera avanzaba a pasos agigantados, no fue óbice para que la partitura destilara optimismo y buen ánimo. Pero esto es quizás más evidente en el scherzo y el finale, mientras conviene destacar en el movimiento inicial su tono solemne y conquistador, con empuje y decisión, como así lo entendieron los intérpretes. Con Sierra en la mitad aguda del teclado y Tévar haciéndose cargo de la grave, el protagonismo generalmente recayó en ella, mientras él daba forma a sus muy concentrados acompañamientos y añadía cuerpo al conjunto, con pocas ocasiones para invertir roles. Con algún roce y desliz sin importancia sonó el hermoso larghetto, al que supieron imbuir de nostalgia y candidez, mientras el breve scherzo sonó con desenfado hasta que ya en el allegro molto final los intérpretes dieron rienda suelta a su fogosidad, vivas réplicas y notas picadas. Una conclusión vigorosa, llena de escalas rápidas y jubilosa energía.
Mucho más popular la quinta, Sierra
y Tévar hicieron gala de un intenso dinamismo y una enorme flexibilidad
en esta joya de la música que atacaron
con rabia y desazón, potenciando su brillo pero también su vulnerabilidad,
sin desfallecer en ningún momento y resolviendo con ejemplaridad momentos como
la fantasmal transición del scherzo
al allegro final. Ambas sinfonías
fueron interpretadas con tiempos rápidos, casi sin llegar a la media hora cada
una, quizás con la intención de facilitar el cumplimiento del toque de queda. De
modo que aún hubo tiempo para unas generosas y sentidas palabras de agradecimiento
ante un público que casi llenó el aforo
permitido, y una hermosa propina, el Sheep
may safely graze o Schafe können
sicher weiden (Las ovejas pueden
pastar con seguridad) de la cantata Was
mir behagt de Bach, cuyo aspecto de balada atemporal ha dado pie incluso a
adaptaciones al pop. La próxima cita, el martes
24 de noviembre, nos traerá las sinfonías nº 4 y la Pastoral.
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