domingo, 24 de abril de 2022

ARDE NOTRE-DAME Lo humano y lo divino

Título original: Notre-Dame brûle
Francia-Italia 2022 110 min.
Dirección
Jean-Jacques Annaud Guion Jean-Jacques Annaud y Thomas Bidegain Fotografía Jean-Marie Dreujou Música Simon Franglen Intérpretes Samuel Labarthe, Jean-Paul Bordes, Mickaël Chirinian, Jules Sadoughi, Jérémie Laheurte, Perre Lottin, Chloé Jouannet, Vassili Schneider, Ava Baya, Nathan Gruffy, Sébastien Lalanne, Maximilien Seweryn, Ludivine de Chartenet Estreno en Francia 16 marzo 2022; en España 22 abril 2022

Hace justo tres años ardía la catedral más famosa y visitada de la cristiandad, un hecho que conmocionó al mundo. El director Jean-Jacques Annaud no ha vuelto a repetir el éxito cosechado con El nombre de la rosa, aunque se ha acercado con títulos como El oso o El amante. Más lejos del triunfo quedaron Siete años en el Tibet, Enemigo a las puertas y Oro negro, y en los últimos tiempos ha dedicado su esfuerzo a producciones más discretas como Dos hermanos o El último lobo. Tampoco creemos que esta minuciosa reconstrucción del terrible suceso que casi destruyó la Catedral de Notre-Dame le devuelva la fama de aquellos tiempos, pero no deja de ser un valioso documento y una esforzada crónica del trágico acontecimiento.

Lástima que en su desarrollo haya preferido ceñirse a la cronología de los hechos, obviando cualquier incursión en la vida y anécdotas de sus múltiples y variados protagonistas, de manera que no hay otro hilo conductor en la cinta que el incendio en sí, sin aportaciones dramáticas ficticias que ayuden a digerir el conjunto con un sentido narrativo y estético más cinematográfico. Con todo la película hace acopio de situaciones y personajes y logra tener alma suficiente, ayudada por un sentido de la épica considerable. Se nota especialmente en los momentos de mayor tensión, como la odisea de los bomberos para abrirse camino entre las abarrotadas calles de París, las vigilias de los sorprendidos transeúntes, y el ingenio heroico de quienes lograron finalmente reducir las llamas y evitar la destrucción total. Entre tanto Annaud apunta varios posibles causantes de la tragedia, y se debate entre el fervor religioso, personificado en el empeño por salvar la corona de espinas de Jesucristo o el de la niña que no ceja en ponerle una vela a la virgen, y la intervención humana para salvar vidas y patrimonio, esa otra cara de la moneda de lo que desgraciadamente estamos viviendo estos días de barbarie y desolación en nuestro continente.

Nos encontramos ante un trabajo semidocumental, en el que las imágenes reales se intercalan con las recreaciones, procurando guardar una homogeneidad estética considerable, a veces utilizando la pantalla partida para mostrar imagen real y recreación simultánea; y así mismo un trabajo en el que lo divino interactúa con lo humano, las oraciones y las velas apelan a un milagro que solo al alcance del hombre, que solo él es capaz de materializar. En este sentido la película resulta un himno al cuerpo de bomberos y bomberas, de la misma manera que lo era World Trade Center de Oliver Stone, y entre tanta imagen de archivo se cuela un cameo ex profeso para la película de la alcaldesa de París, la gaditana Anne Hidalgo. En el guion, junto a Annaud, colabora Thomas Bidegain, habitual de las películas de Jacques Audiard, él mismo director de la interesante Mi hija, mi hermana (Les cowboys), y uno de los autores del guion de La familia Bélier, de la que la recientemente oscarizada CODA es un remake.

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