Dirección Michael Morris Guion Ryan Binaco Fotografía Larkin Seiple Música Linda Perry Intérpretes Andrea Riseborough, Marc Maron, Owen Teague, Allison Janney, Stephen Root, James Laandry Hébert, Catfish Jean, Andre Royo, Matt Lauria Estreno en Estados Unidos 7 octubre 2022; en España 3 marzo 2023
El origen de esta pequeña y sensible película se encuentra en una difícil relación maternofilial marcada por el alcoholismo y el abandono familiar. Una relación que pone de relieve a los dos principales y más valiosos baluartes del film, la interpretación de Andrea Riseborough que da vida a la trastornada madre y el guion de Ryan Binaco en el que ha depositado sus personales vivencias como hijo de una mujer que tras ganar una importante suma de dinero en una lotería, dilapida su pequeña fortuna y abandona a su hijo. Lo que desconocemos es lo que ha llevado al joven que aquí figura como obrero, a iniciar una carrera cinematográfica produciendo un par de títulos y escribir otros dos, a un nivel de clarísima serie B, hasta que le ha llegado la oportunidad de exorcizar su amarga experiencia.
Dirige con oficio y pericia un director acostumbrado al formato televisivo y que sin embargo en este su primer trabajo cinematográfico ha sabido adaptarse al medio y disimular sus maneras aprendidas. El resultado quizás no sea tan conmovedor como pudiera parecer, seguramente porque se ha tenido el pudor de no convertir este episodio autobiográfico y doloroso en un circo sentimental dominado por el exceso y la desesperación. Por el contrario, Binaco ha decidido homenajear y comprender a su madre, dar testimonio a la vez de ese ángel de la guarda que tanto necesitamos cuando nos encontramos perdidos y que el propio hijo fue incapaz de encarnar, y sobre todo plasmar esa nueva oportunidad y esa redención que todo el mundo merece, y por la que incluso los sistemas penales más avanzados abogan. Se trata de creer en esa segunda oportunidad, en esa redención que tanto nos negamos como sociedad a ofrecer a quien ha cometido errores, a veces incluso crímenes, en el pasado.
Y es que ya se sabe, seguimos creyendo en el ojo por ojo, la cárcel permanente, incluso la pena de muerte, el castigo en definitiva, más que en la segunda vida, la fuerza de voluntad y la confianza en el prójimo de que un nuevo horizonte es posible. Nada que nos sorprenda habida cuenta de la educación inevitablemente religiosa que arrastramos. Esta pequeña pero valiente película, seguramente visible gracias fundamentalmente a su nominación al Oscar a la mejor actriz, apuesta por esos valores y exhuma humanidad en su cometido. Contribuye sobremanera a ello la espléndida interpretación de Andrea Riseborough, a quien tras muchos años perdida como protagonista o secundaria en películas poco memorables, hemos visto esta temporada en Amsterdam y Matilda de Roald Dahl, el musical.
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