jueves, 16 de marzo de 2023

TRANSFORMACIONES RENACENTISTAS

XL Festival de Música Antigua de Sevilla FeMÀS. VandaliaRocío de Frutos, soprano. Gabriel Díaz y Jorge Enrique García, contratenores. Víctor Sordo, tenor. Javier Cuevas, bajo. Diego García Trío: Pablo Martín Caminero, contrabajo. Borja Barrueta, percusión y lap-steel. Daniel García, piano, arreglos, composición y dirección musical. Programa: Obras de Pérotin, Juan del Enzina, Francisco Guerrero, Alonso Lobo, Carlo Gesualdo, Tomás Luis de Victoria, William Byrd y Mateo Flecha el Viejo. Espacio Turina, miércoles 15 de marzo de 2023


Solemos acercarnos a estas propuestas de fusión con curiosidad e ilusión, aunque también con cierta desconfianza ante el devenir de los resultados. Pero el prestigio que paulatina y merecidamente ha ido adquiriendo el conjunto Vandalia nos hacía esperar un trabajo de calidad en esta colaboración con el trío jazzístico que lidera el salmantino Daniel García, y así fue. La idea era fundir el canto polifónico fundamentalmente del siglo XVI con el jazz armónico y melódico de nuestra era y poner ambos lenguajes en diálogo, que acabó siendo fluido, sincero y natural. Pero no fue así en todo momento, destacaron los tres pilares fundamentales sobre los que se asentó la propuesta, su arranque con Pérotin, el núcleo central con Gesualdo y sobre todo su sorprendente y generosa ensalada final a cargo de Mateo Flecha el Viejo. La imprescindible amplificación de instrumentos y voces fue lo suficientemente discreta y equilibrada como para no malograr la función.

Todavía recordamos con agrado el recital que Rocío de Frutos ofreció junto a Ignacio Torner hace unos años en los Jardines del Alcázar, mezclando con acierto y buen gusto música del barroco con sonoridades próximas al jazz contemporáneo; y desde luego no podemos dejar de mencionar el excelente trabajo que realizaron la soprano y el bajo Javier Jiménez Cuevas junto a Torner y el resto de Taller Sonoro hace apenas un mes en esta misma sala a partir del radiodrama Un posible día de Javier Torres Maldonado. No es de extrañar que vistos los resultados el conjunto vocal al que ambos vocalistas pertenecen se embarque en estas aventuras musicales y presten toda su garantía para que la empresa salga a buen puerto. Así, ya desde el principio, con Pérotin el Grande y el canto llano del siglo XII como base sobre las que el trío dibujó sus líneas sensuales y oníricas, con piano y contrabajo intervenidos y ecualizados electrónicamente, fueron surgiendo una a una las cinco voces convocadas, alternándose agudas (Frutos, el recién desembarcado del Aquiles en Esciros del Real, Gabriel Díaz, y el también contratenor Jorge Enrique García) y graves (Víctor Sordo demostrando de nuevo que es un tenor de voz cálida y rutilante, y Cuevas haciendo gala de su rotundo registro y excelente capacidad para dar cuerpo al conjunto). La misma pieza con diferentes arreglos, Beata viscera, que además dio título al programa, sirvió de propina.

Una combinación acertada

El estilo polifónico del que fue precursor Pérotin se hizo visible definitivamente en Amor con fortuna, del Cancionero de Palacio de Juan del Enzina, así como en Ave Virgo Sanctissima de Francisco Guerrero, adornadas con improvisaciones y arreglos del propio García que también afectaron a los juegos de voces. Tras otra pieza del también sevillano Alonso Lobo, de su esencial Liber primus missarum, combinando la suave técnica del contrapunto con la intensidad cromática y casi violenta del autor, lo que provocó algún pequeño desajuste y enmarañamiento en las voces, Vandalia a capela presentó el madrigal de Gesualdo Moro, lasso, al mio duolo, que contó con excelentes aportaciones del conjunto jazzístico, algunas próximas al flamenco, y logró el encantamiento general que pretendía la propuesta. Después vino Tomás Luis de Victoria y un algo desangelado homenaje a Thomas Tallis de la mano de William Byrd, que sirvió para apreciar la habilidad de Pablo Martín Caminero al contrabajo, con sonoridades insinuantes y orientalistas muy próximas al estilo de Luis Delgado en la década de los noventa del siglo pasado.

Pero lo mejor llegó, con una generosa media hora de duración, con la ensalada (combinación de lenguas, estilos y formas musicales) de Mateo Flecha el Viejo, toda una sinfonía u ópera rock en el que la perfecta combinación entre los dos conjuntos produjo sus mejores resultados. Hasta entonces García había tenido muy buenas y aprovechadas oportunidades de lucimiento al teclado, preparado o natural, y ahora lució también su talento para el arreglo y la composición, creando una pieza de extraordinaria belleza y poder evocador. Vandalia ya dio en el pasado buenas muestras de su capacidad para abordar con éxito las ensaladas de Flecha, como pudimos apreciar en Granada hace un par de años con La bomba. Ahora con El fuego se adaptaron perfectamente a los postulados del teclista, con aportación extraordinaria de Borja Barrueta a la percusión, creando una atmósfera de ensoñación con campanas y toques de tambor que lograron la perfecta simbiosis con el trabajo serio y equilibrado del resto de talentos en liza. Entre todos consiguieron su cometido, que esta música dialogara en perfecta comunión y un canto polifónico renacentista, convenientemente transformado, acabara sonando como una rapsodia bohemia.


Fotos: Lolo Vasco / FeMÀS
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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