jueves, 11 de enero de 2024

EL RAPTO Fe y mafia católica

Título original: Rapito
Italia-Francia-Alemania 2023 134 min.
Dirección
Marco Bellocchio Guion Marco Bellocchio, Susanna Nicchiarelli y Edoardo Buscetta Fotografía Francesco di Giacomo Música Fabio Massimo Capogrosso Intérpretes Enea Sala, Paolo Pierobon, Fausto Russo Alessi, Barbara Ronchi, Leonardo Maltese, Filippo Timi, Fabrizio Gifuni, Andrea Gherpelli, Samuele Teneggi, Corrado Invernizzi, Aurora Camatti, Paolo Calabresi, Bruno Cariello, Renato Sarti, Fabrizio Contri, Federica Fracassi Estreno en el Festival de Cannes 23 mayo 2023; en Italia 25 mayo 2023; en España 12 enero 2024

A sus casi ochenta y cinco años, Marco Bellocchio sigue demostrando una inmejorable forma física y psicológica a la hora de entregarse a lo que más le gusta, dirigir películas. Con una extensa filmografía que se remonta a mitad de los sesenta cuando realizó la mítica Las manos en los bolsillos, Bellocchio siempre ha mostrado un especial interés por el cine social y por denunciar las grandes injusticias de la política y la religión. El secuestro lo abordó ya en Buenos días, noche, cuando en 2003 nos contó la inquietante historia del secuestro y asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro en 1978 a mano de las Brigadas Rojas. Bellocchio se superó a sí mismo hace unos años con la excelente El traidor, sobre Tommaso Buscetta, informador de la mafia en los años 80, y vuelve a hacerlo ahora con esta sensacional película que cuenta la insólita historia del secuestro del niño Edgardo Mortara a mediados del siglo XIX. Una increíble historia que conmocionó al mundo en su época y que hoy había quedado en el olvido, incluso en nuestro país, donde el protagonista residió algunos años atraído por la lengua vasca.

El Papa Pío IX, cuando Roma dominaba a través del Vaticano gran parte de la geografía italiana en el preludio de su liberación, ordenó el secuestro del pequeño Edgardo con pretexto de haber sido bautizado a pesar de pertenecer a una familia de judíos. Una guerra de religiones, promovida por la Católica, que devino en un martirio para la familia del niño y una lucha política y judicial contra la denominémosla mafia católica. El film se revela desde su inicio como un intenso e inquietante viaje a la maldad y a lo más sórdido del ser humano, un lobo con piel de cordero al que da vida quizás con algo de exceso caricaturesco Paolo Pierobon, frente a la mirada incrédula e inocente del niño Enea Sala y todo el dolor que es capaz de transmitir Barbara Ronchi como la sufrida madre.

La intensidad dramática de la película, que se deglute con una enorme inquietud y algunas dosis de ansiedad, viene reforzada por una espléndida banda sonora anclada en el terror más absoluto, obra de Fabio Massimo Capogrosso con una considerable ayuda de La isla de los muertos de Rachmaninov. Su poderosa puesta en escena, depurada fotografía y magnífica ambientación, más los méritos aludidos y una sólida dirección del maestro que no elude el histerismo allí donde la historia lo merece, logran un film excelente que pone en entredicho el carácter a menudo satánico de una iglesia hoy afortunadamente bastante superada.

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