lunes, 12 de noviembre de 2018

15º FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA. JORNADA 3

TOUCH ME NOT Manual sexual para bloqueos emocionales

Rumanía-Alemania-República Checa-Bulgaria-Francia 2018 125 min.
Guión y dirección Adina Pintilie Fotografía George Chiper Música Ivo Paunov Intérpretes Laura Benson, Tómas Lemarquis, Christian Bayerlein, Irmena Chichikova, Adine Pintilie, Seani Love, Herrmann Mueller, Georgi Naldzhiev Estreno en el Festival de Berlín 21 febrero 2018

Con el Oso de Oro de Berlín y el premio a la mejor ópera prima en el mismo festival, la joven directora rumana Adina Pintilie ha pasado de ser una promesa en su país, con dos mediometrajes en los que exploraba temas de actualidad social, a éste su primer largo, un trabajo cuando menos sorprendente y en cierto modo arriesgado que la realizadora salva de forma discutible y harto irregular. La cuestión es exorcizar algunos de los miedos sexuales que atizan a una sociedad peligrosamente encaminada a una nueva represión mojigata. Para ello fija su atención en una mujer en edad madura que parece no haber experimentado su sexualidad en toda su plenitud. Reprimida hasta el punto de satisfacer sus deseos sólo con la mirada, la mujer explora las posibilidades de una sexualidad todavía despierta en ambientes heterogéneos, como una sesión de terapia colectiva en el hospital donde visita asiduamente a quien parece ser su marido enfermo. También su propio hogar sirve para encuentros fortuitos con un chulo al que sólo admira mientras practica onanismo, o un señor/a de sexualidad ambigua que le enseña a disfrutar también a través de la música. Se hace aconsejar por un terapeuta supuestamente experto en tocamientos y descubrimientos del propio goce, o conoce a un joven enfermo que experimenta también ciertas frustraciones que le llevan a presenciar en un club sexual una orgía con elementos sadomasoquistas. Todo ello de la manera más aséptica posible, con abuso de blancos en decoración y ropas, y música de Brahms para dar el toque exquisito a una propuesta que ya en sí recibe un tratamiento muy delicado. Y todo observado por la mirada cómplice de la propia directora, que se reserva el papel de ella misma intentando entender las motivaciones de sus personajes, uno de los cuales recibe un tratamiento muy paternalista, destacando su diferencia pesar de pretender justo lo contrario, y encomendándole la feliz tarea de ser, a pesar de su dura diferencia, el más equilibrado de todo el elenco. Muy de manual, con escenas de sexo en grupo tan teatralizadas que pierden toda su naturalidad, y una sensación global de impostura que convierte lo presuntamente atrevido en ridículo y superficial. Algunos debieron entender algo que no hemos acertado a ver para otorgarle distinciones tan apetecibles.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LA CIUDAD OCULTA Audiovisual experimental de museo contemporáneo

España 2018 80 min.
Guión y dirección Víctor Moreno Fotografía José A. Alayón Música Asmus Tietchens Documental

La propuesta más radical hasta el momento de esta edición del festival de Sevilla es esta suerte de documental nada convencional del realizador canario Víctor Moreno, que hace cuatro años sorprendió con su viaje a través de las entrañas del Edificio España y sus obras de reforma. Más cerca de un trabajo para ser expuesto en un museo de arte contemporáneo que para ser exhibido en una sala de cine, Moreno se adentra ahora en el mundo subterráneo de Madrid, su metro, sus alcantarillas y otros vericuetos que forman parte de la ingeniería y arquitectura de la ciudad aunque no reparemos en ello. La propuesta a priori resulta por lo tanto atractiva, su tratamiento sin embargo nada estimulante. Cuando después de veinte minutos sólo hemos visto puntos de luz en el firmamento, chispas de raíl o vías de tren en espacios dominados por la oscuridad, sin voces ni intervención humana alguna más allá de una planificación de la imagen hipnótica y esmerada, comprendemos que poco más vamos a poder extraer de esta experiencia sólo apta para buscadores de experiencias visuales nuevas que puedan ser tildadas de artísticas. Efectivamente, aparte de sorprendernos descubriendo en el subsuelo paisajes que recuerdan a películas como Alien o 2001, o de seguir durante unos minutos las correrías de felinos y roedores por las tuberías bajo nuestros pies, hay poco que estimule nuestra curiosidad y ansias de aprender en este mal llamado documental. Si encima subraya aspectos como la presencia de una lechuza, símbolo de la sabiduría y la filosofía, el trabajo acaba por atragantarse por su pedantería y ridiculez.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

BEAST Thriller romántico intenso pero desmadrado

Reino Unido 2017 107 min.
Guión y dirección Michael Pearce Fotografía Benjamin Kracun Música Jim Williams Intérpretes Jessie Buckley, Johnny Flynn, Geraldine James, Trystan Gravelle, Olwen Fouéré, Emily Traffe, Hattie Gotobed, Shannon Tarbet, Tim Woodward Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2017; en Reino Unido 27 abril 2018

Una perturbadora historia de amor intervenida por una intriga criminal que el director Michael Pearce mueve con soltura y la sensación de haber aprendido perfectamente las pautas del género. De hecho hay mucho de Hitchcock en esta película de corte independiente, una puesta al día de las intrigas que el maestro del suspense perpetrara a partir de situaciones cotidianas y coyunturales. Hay mucho de Sospecha y algo de La sombra de una duda, en la supuesta vulnerabilidad de ella y la capacidad de seducción de él, y en la sensación que produce en el espectador de inseguridad sobre lo que está viendo y escuchando, además del juego de intriga creciente que propone. Beast es en principio una historia protagonizada por una joven con un trauma del pasado bastante tangible y convincente, a quien la sobreprotección de una madre vampírica (estupenda la veterana Geraldine James) no ha hecho más que añadir dolor y daño, además de moldear una personalidad difícil y compleja. Su encuentro fortuito con otro rebelde (en inglés valdrían para los dos los calificativos misfits y outsiders, inadaptados y rebeldes) deriva en una apasionada historia de amor amenazada por la bajeza de una sociedad excluyente y la sospecha que cae sobre él en relación a una serie de asesinatos sin resolver. Pearce demuestra conocer bien los resortes de una buena intriga y nos provoca una serie de sensaciones que van de la tensión al desasosiego, con escritura firme y convencida. Pero llegado el tramo final parece que no sepa bien cómo resolver todo lo planteado y se decante por un desmadre que flaco favor hace a un producto que hasta entonces había ido sobre ruedas. A pesar de eso hemos de reconocer trazas de buen cine clásico en este estimulante título que supone además el descubrimiento de una actriz igualmente inquietante y diferente, la joven Jessie Buckley, y una interpretación sobresaliente en su mezcla de ambigüedad y atractivo de Johnny Flynn, a quien hemos visto junto a Juliette Binoche en Viaje a Sils Maria y junto a Anne Hathaway en Song One.

MAYA Karma y turismo post trauma

Francia-Alemania 107 min.
Guión y dirección Mia Hansen-Love Fotografía Hélène Louvart Intérpretes Roman Kolinka, Arashi Banerjee, Suzan Anbeh, Judith Chemla, Alex Descas, Pathy Aiyar, Pascal Hintablian Estreno en el Festival de Toronto 10 septiembre 2018

Roman Kolinka, que ya trabajó con la joven directora Mia Hansen-Love en Eden y El porvenir, se convierte ahora en el protagonista de su nueva historia, que parece un pretexto para tomarse unas vacaciones en una India de postalita. Tras ser liberado de su cautiverio en Siria, un periodista francés vuelve a París para descubrir que tiene que romper con su pasado y hacer un viaje de autodescubrimiento y regeneración a la India, donde conoce a la joven hija de un potentado y hostelero amigo con la que iniciará una etapa de tonteo que habrá de derivar en una historia de amor. La sensación global de instrascendencia que transpira toda la película hace que aunque inofensiva se disfrute relativamente, como algo inocuo y carente de interés. Entre paisajes idílicos y paseos evocadores, la película advierte cierto interés cuando se adentra en la occidentalización de la población más anglófila del país, la que más ha mantenido sus costumbres e idioma y más se acerca en modos de vida a la nuestra. Por lo demás, el encanto de sus protagonistas y la invitación a viajar por el colorista país, sin que falten templos, monos, vacas sagradas, pájaros exóticos y playas paradisíacas, no sirven más que como un karma de postal, más propio de reclamo de una agencia de viajes que de una cinta seria con un punto de partida tan dramático. Algún apunte sobre la especulación inmobiliaria no sirve para dar mayor empaque a una cinta endeble y absolutamente coyuntural.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

THE HAPPY PRINCE Los miserables atacan al genio

Alemania-Reino Unido-Bélgica-Italia 2018 104 min.
Guión y dirección Rupert Everett Fotografía John Conroy Música Gabriel Yared Intérpretes Rupert Everett, Colin Morgan, Edwin Thomas, Colin Firth, Emily Watson, Tom Wilkinson, Anna Chancellor, Julian Wadham, Béatrice Dalle, Ronald Pickup, Antonio Spagnuolo, Tom Colley, Daniel Weyman Estreno en el Festival de Sundance 21 enero 2018; en Italia 12 abril 2018; en Reino Unido 15 junio 2018

Atrás, muy atrás quedaron los intentos de hacer un James Bond gay que protagonizara Rupert Everett. El fornido y apolíneo protagonista de Otro país y La boda de mi mejor amigo, que protagonizó también una versión de la comedia de Oscar Wilde Un marido ideal, no ha dudado en perder la figura y parapetarse tras varios kilos de maquillaje para incorporar el que toda la crítica saluda como el trabajo de su vida, hasta la exageración de aseverar que nació para interpretarlo. Oscar Wilde ya fue objeto de un biopic hace veinte años, centrado entonces en el juicio por escándalo sexual que arruinó su carrera y lo llevó de los escenarios donde era aclamado fervientemente a la cárcel donde inició su particular via crucis de degradación física y espiritual. La cinta que con tanto empeño y dedicación dirige el propio Everett, que también aparece en el film cantando no sin cierta gracia, retoma al personaje justo cuando sale del internamiento y comprueba cómo público y sociedad le han dado la espalda. Everett, autor también del libreto, acierta en mostrar no el desaliento sino la dignidad del personaje, su fuerza y coraje para emprender una nueva vida, lejos de su esposa e hijos, cerca de los placeres mundanos que, sin embargo, más lejanos se le presentan ante la falta de medios económicos con los que sufragarlos. La atracción que no ha perdido frente a sus examantes, Robbie (Edwin Thomas) y Bosie (Colin Morgan), el aristócrata cuya relación le causó todo ese destierro moral, y sus amigos más fieles, Reggie (Firth), Dunne (Wilkinson, que también aparecía en Wilde de Brian Gilbert) e incluso su esposa (Watson), potencian ese carisma y dignidad que el personaje mantiene, y que Everett ensalza con un guión en el que su propia literatura tiene un protagonismo importante. Localizaciones en Italia y Francia y una muy cuidada ambientación ofrecen el escenario en el que asistimos a esos tres últimos años del genial autor de Salomé, entre momentos miserables y otros más dichosos, generalmente en compañía de su incondicional Bosie, para ofrecernos este desarraigado retrato de otro ser humano irrepetible al que la despreciable y mezquina sociedad intentó borrar su genio y dignidad. Prácticamente estrenada en todos los países en los que le es posible, llega a nuestro festival de cine sin fecha aún de estreno oficial.

Crítica de Pepe Serrano publicada en El Correo de Andalucía

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