Dirección Bryan Singer Guión Anthony McCarten Fotografía Newton Thomas Sigel Intérpretes Rami Malek, Lucy Boynton, Gwilym Lee, Ben Hardy, Joseph Mazzello, Joseph Mazzello, Aidan Gillen, Tom Hollander, Mike Myers, Allen Leech, Aaron McCusker Estreno en Reino Unido 24 octubre 2018; en Estados Unidos 2 noviembre 2018; en España 31 octubre 2018
Se prometía como un aseado, entretenido y espectacular biopic sobre el mítico grupo de rock Queen, resucitado en auditorios y estadios del todo el Mundo gracias al grupo argentino Dios salve a la reina. Pero en manos de Bryan Singer, responsable de títulos como Sospechosos habituales, Verano de corrupción o varios de los que conforman la saga de los X-Men, se ha convertido en un film emocionante y apasionante en su acertado retrato de un personaje irrepetible, Freddie Mercury, su carisma, su encanto, sus errores, sus miedos, su liderazgo y también su necesidad de formar parte de un grupo, una familia, para así, trabajando en equipo conseguir llegar tan alto como lo hicieron en los setenta y ochenta. Sorprendente la caracterización de Rami Malek, no tanto por su mimetización del ídolo en los conciertos, que es algo que también consigue su doble argentino, sino por su capacidad para crear una auténtica interpretación llena de matices y sentimiento en esas escenas intimistas y privadas menos al alcance del acervo popular. Con varias películas a sus espaldas, el actor californiano ha logrado el papel de una vida incorporando al carismático cantante desde su acomplejada condición de nativo de Zanzíbar hasta la asunción del sida que acabó con su vida. Pero al margen de la brillante puesta en escena y la creatividad con la que Singer resuelve secuencias tan emblemáticas como la génesis de la sensacional canción que da título a la película, el director fija su atención en un tema que le es familiar, la homosexualidad. De esta forma nos sorprende con el retrato de alguien con una personalidad tan arrolladora, tan atrevida y tan por encima de todo, que sin embargo fue incapaz de asumir su condición sexual, maquillándola incluso con una larga y fecunda relación heterosexual, lo que evidencia la fuerte presión que ha existido siempre para reprimir algo tan fundamental para la identidad de cualquier persona como es su orientación sexual. Trabajo en equipo, fidelidad a quienes la merecen, búsqueda del amor verdadero, son cuestiones que la cinta trata con tanta delicadeza y elegancia como acierto. Pero sobre todo la película es desde su minuto cero un canto de respeto y admiración al grupo y su líder, abandonando sanamente la tendencia generalizada en los últimos años de ensalzar las miserias de los biografiados, por encima de sus talentos y virtudes, que son las que les han hecho referentes. Singer y su impresionante, épica y espectacular película lo consiguen, convirtiendo la experiencia en toda una sinfonía, una ópera en la que tiene cabida la emoción, la tragedia, la comedia y, sobre todo, la música. Encima por el precio de una película, asistimos también a una recreación minuciosa y virtuosística de la intervención de Queen en el mítico concierto Live Aid con el que Bob Geldof consiguió despertar las conciencias de millones de personas en todo el mundo para ayudar a paliar el hambre en África, y en condiciones mejores que las que permitieron los recursos técnicos de entonces, un ya lejano 1985.
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