Dinamarca 2020 108 min.
Guion y dirección Frederik Louis Hviid y Anders Ølholm Fotografía Jacob MØller Música Martin Dirkov Intérpretes Jakob Ulrik Lohmann, Simon Sears, Tarek Zayat, Dulfi Al-Jabouri, Ozlem Saglanmak, Arian Kashef, Lara Aksoy Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2020; en Dinamarca 8 octubre 2020; en España 4 junio 2021
Este thriller danés deja de lado ese ambiente oscuro y malsano que le caracteriza para adentrarse con maneras populares y archi convencionales en uno de esos conflictos interraciales a los que nos tiene tan acostumbrados la televisión. El punto de partida se ha convertido en los últimos años en algo peligrosamente corriente de la mano de la policía norteamericana, bajo cuya custodia han fallecido tantos detenidos afroamericanos, lo que ha desatado frecuentemente protestas por todo el país, la mayoría de las veces violentas.
Esta cinta traslada esa problemática tan identificable y lamentablemente cotidiana a su propia realidad, y siguiendo los pasos de películas en su mayoría francesas como El odio, hace ya más de veinticinco años, y la más reciente Los miserables, se adentra en un conflictivo barrio de Copenhague, Svalegarden. A partir de la muerte de un presunto delincuente a manos de la policía, entre incauta, racista, torpe y temerosa, dos policías se adentran intrépida y atrevidamente, desoyendo órdenes superiores, en dicho barrio para cometer otro atropello, en forma de intento de detención de un joven estudiante árabe. El peligro y la acción están servidos, aunque de forma irregular y desequilibrada, con continuas pérdidas de ritmo y ocasionales usos de la tan recurrida casualidad, que merman el resultado de lo que debería ser un film trepidante y paralelamente analítico. Para lo primero no hace falta echar mano de hemeroteca para encontrar ejemplos más atractivos y apabullantes, mientras lo segundo se queda tan en la superficie que nos deja completamente insatisfechos.
Al final la moraleja es que en estos ambientes policiales tan acostumbrados a lidiar con el peligro y el prejuicio, resulta prácticamente imposible mantener una actitud digna y justa. Para ello se suceden episodios que hacen cambiar de manera poco sutil y demasiado convencional la actitud de sus dos protagonistas, haciéndoles pasarse al lado oscuro o al más lúcido según conviene. Por cierto, shorta significa policía en árabe según se dice en la película.
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