Dirección Guillermo Ríos Bordón Guion Marta Buchaca, según su obra de teatro Fotografía Roberto Ríos Intérpretes Ariadna Gil, Álex García, Silvia Alonso, Mari Carmen Sánchez, Isa Montalbán, Javier Martos Estreno en el Festival de Barcelona 16 abril 2021; en salas comerciales 11 junio 2021
Resulta alarmante lo poco que se cuida el cine, y la cultura en general, en este país, a pesar de ser de los pocos que han decidido no cerrar completamente la actividad durante la pandemia. Mientras de cualquier película americana u otras cinematografías, por muy humilde que sea, resulta fácil encontrar datos en internet, son muchos los títulos españoles cuya información se convierte en una auténtica búsqueda del tesoro para cualquiera que se interese. Habría que volver a ver esta película y tomar apuntes de sus títulos de crédito, o disponer de un cartel bien definido, para averiguar el reparto completo, y eso que son pocas las actrices y actores que intervienen, o los responsables de su banda sonora, más allá de la cantante Alice Wonder, que entona varias canciones en castellano e inglés. Y es una pena, porque la contribución de la música en este film es fundamental a la hora de construir el ambiente de intriga y desasosiego que a veces provoca, tal es su eficacia y buen sentido.
Aparte esta consideración, nos encontramos ante el debut en el largometraje del director tinerfeño Guillermo Ríos Bordón, multipremiado con su cortometraje Nasija. Solo una vez se basa en una obra de teatro y no renuncia en su estética y formulación a su origen, aunque añada algunos personajes y salga de vez en cuando al exterior de ese centro de asistencia a mujeres maltratadas en el que se desarrolla su psicoanalítica trama. Ariadna Gil, tras muchos años ausente de la gran pantalla, interpreta a una psicóloga que se convierte en nuestro alter ego, aunque en el camino notemos que echamos en falta algo más de formación y familiarización para comprender todos los recovecos que le llevan a descifrar el enigma que se le presenta en forma de presunto maltrato en el seno de una pareja de jóvenes y guapos triunfadores. En su escueta duración, algo que celebramos por ser capaz de abandonar esa tendencia discursiva que malogra gran parte de la producción actual, y centrarse en lo importante, asistimos a un manual eficaz y estupendamente sintetizado de la violencia de género, desde todas sus vertientes, incluida esa violencia vicaria lamentablemente tan en boga, precisamente en Tenerife donde transcurre la trama aunque no se diga en ningún momento. La negación de los hechos, la consideración que tenían en el pasado reciente, las disculpas y esa educación machista que pervive en hombres y mujeres que se creen progresistas como nuestra clase política, y evidencian que no se enteran de nada, se convierten de la mano de su autora y la concisa dirección de Rojas Bordón, en una impecable obra de cámara con mecanismo de relojería que encontrará un cierre tan perfecto como el resto de sus ingredientes, incluidos un terceto protagonista en auténtico estado de gracia.
Entre los muchos méritos de la propuesta se encuentra la compleja y perfectamente diseñada identidad de los personajes y el interés creciente del conjunto, no exento de incentivos detectivescos. Merecía una mayor atención por parte de distribuidores y exhibidores, pero sobre todo de instituciones públicas, porque consigue hacernos reflexionar e incluso preguntarnos si en determinadas circunstancias muchos no seríamos también capaces de ser maltratadores. Lo que demuestra inteligentemente que esto es un problema de la sociedad al completo.
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